Desde hace cuatro años, Emilio Fernández Cicco –más conocido como Cicco a secas- pionero del periodismo border, se inició en la orden sufi Naqshbandi y recibió el nombre de Abdul Wakil. Se fue a vivir a Lobos, una ciudad pequeña a dos horas de Buenos Aires. Su nueva casa era tan pequeña que sus amigos sólo podían regalarle comestibles, ya que no había lugar ni para adornos pequeños. “El sufismo consiste en no poseer nada –dijo uno de los sufis en el siglo X–, y en no dejarse poseer por nada”.

Cicco ganó fama por notas en las que pone el cuerpo y desmitifica celebridades. Admirador del maestro del gonzo Hunter Thompson, vivió, por dentro, el budismo zen y el mundo del porno,  fue asistente de la Hiena Barrios en un ring de box y trabajó como enterrador  en el cementerio más grande de Latinoamérica. Compiló sus crónicas en “Yo fui un porno star”.

Desde su casa lobense brinda tutorías periodísticas on line en todo el mundo de habla hispana. También dictó un taller de periodismo gonzo en el Centro Knight para Periodismo en las Américas de la Universidad de Texas y un seminario de periodismo de investigación para la ONU, en la ciudad de Panamá.

Cicco-Abdul Wakil aprendió árabe para leer el Corán en su lengua original. Reza cinco veces al día, cultiva una huerta, sigue las enseñanzas de su maestro y se lo ve feliz de la vida.