Durante mucho tiempo, para escribir y sin temor al fetichismo, Marta Dillon se puso una camisa que poco antes de morir la poetisa Olga Orozco le había regalado luego de una entrevista..¡Oh doliente descanso de la tierra!

Militante de la agrupación HIJOS, activista lesbiana y feminista, fue parte de la organización de la concentración NI una menos y testigo de acontecimientos históricos, consoló a personas que sufrían, lloró con ellas, leyó sus cuerpos para volver a contarlos, se comprometió con causas que pudo llevar al papel y devolver a la calle. Consiguió vivir de un trabajo que le gusta: escribir y que la lean. Como periodista, consiguió mucho: empezó en 1986, en Radio Nacional Mendoza, trabajó en el diario Nuevo Sur y colaboró en revistas nacionales y extranjeras.

Durante 2014, estuvo prácticamente encerrada. Cumpliendo sólo y a medias su trabajo en Las 12, escribiendo como si desenterrara cada palabra, como si la fuera a buscar en el fondo del océano de su experiencia. Antes había buscado datos, papeles, fotos, había entrevistado a familiares y amigas y amigos de su madre, a sus hermanos. Cuando se sentó, fue para estar sola, en el lugar más oscuro y húmedo de su casa.

 

Cambió panteras de diamante por abuelas de trébol, garras tenaces por manos sin descuido. Y de un margen de la noche a otro confín, del permiso a la culpa, dibujó con su propia trayectoria la escritura fatal, el ciego testimonio.

 

Así, escribió el libro Aparecidas, que acaba de publicar por Sudamericana.

Desde 2002 dirige el suplemento Las12, del diario Página12 (en el que trabaja desde su aparición en 1998), y aborda las problemáticas de las mujeres desde una perspectiva de género. En 2008 fundó el suplemento Soy, también en Página12, dedicado a la diversidad sexual y de género, que dirigió hasta 2012.

Trabajó en radio y televisión, escribió guiones y publicó libros como ivir con virus, relatos de la vida cotidiana (Grupo Editorial Norma, 2004), que sigue siendo una herramienta en el trabajo de talleres de prevención de la transmisión del VIH. También recibió premios: en 2002, una mención especial del premio José Martí, en La Habana, Cuba. En 2005, fue declarada Embajadora de los Derechos Reproductivos por el Instituto Social y Político de las Mujeres. En 2012, la legislatura de la Ciudad de Buenos Aires le dio el Lola Mora a la trayectoria periodística.

Sus mejores sueños son los eróticos. Tiene muchos. Se despierta cansada pero con ganas de más.