Ensayo

El lado oscuro de Star Wars


Es difícil ser mujer en Tatooine

¿Tiene alguna de las mujeres de Star Wars lo necesario para llevar el feminismo a la Fuerza? ¿Por qué resulta difícil tener una fuerte identidad femenina en cualquier lugar, por no hablar de en medio de una guerra intergaláctica? La escritora estadounidense y fan del mundo de los jedis, Cole Bowman, analiza los desequilibrios en los roles de género en la saga espacial. Maternidad y patriarcado vistos a través de la Princesa Leia y la Reina Amidala. Ante el estreno de un nuevo episodio de la historia que ya tiene más de 40 años, un fragmento de “Star Wars y la filosofía” (Rocaeditorial).

El universo de Star Wars es dinámico, emocionante e inspirado. Es una ópera espacial en su sentido más puro. Combina una intrincada red de intrigas políticas, batallas espaciales y subtexto romántico, y añade un duelo de sables de luz de vez en cuando. Pero existe un desequilibrio en la Fuerza, y no se trata del que tanto preocupa a los Jedi. Hay un desequilibrio en los roles de género en esta serie del espacio, en la cual la mayoría de los personajes son hombres y los personajes femeninos resultan minimizados a cada instante. Es posible que el problema que subyace en la condición femenina de Star Wars sea más insidioso que el mismo Darth Sidious. Puede resultar difícil ser mujer en cualquier universo, pero quizá lo sea mucho más en esa galaxia muy, muy lejana, en la cual los únicos roles femeninos importantes son una princesa y una reina, ambas íntimamente relacionadas con el señor oscuro que intenta gobernarlos a todos.

¿Por qué resulta difícil tener una fuerte identidad femenina en cualquier lugar, por no hablar de en medio de una guerra intergaláctica? Se supone que las mujeres deben cumplir varios roles durante su vida, así que no es sorprendente que exista un conflicto en muchas mujeres sobre quién se supone que deben ser en ausencia de un fuerte modelo a quién emular. ¿Tiene, alguna de las mujeres de Star Wars, lo necesario para llevar el feminismo a la Fuerza?

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A pesar de que la princesa Leia y la reina Amidala son personajes claramente reconocibles ya en la cultura popular, queda una cuestión pendiente: ¿representan a las mujeres de forma positiva? ¿Son unas fuertes feministas o unas damiselas disfrazadas? ¿Inspiran a la gente de la misma manera en que lo hacen los hombres que aparecen en las películas? ¿Qué significa ser un fuerte modelo femenino? Según a quién se le pregunte, los criterios pueden resultar muy distintos y las respuestas variarán en función de los diferentes puntos de vista acerca de qué significa ser una «mujer fuerte» en casi cualquier contexto humano, por no hablar de en una galaxia con tal diversidad de especies y razas que los droides y los wookiee pueden irse de fiesta con los humanos y los ewok. Por esto los modelos femeninos que aparecen en los medios suelen quedar sin analizar. Se aceptan, sin más, como “suficientemente buenos” con tal de que sean un poco distintos del estereotipo que prevalece en nuestra cultura.Y, en su mayor parte, esas imágenes de feminidad “suficientemente buenas” no son, en realidad, en absoluto representativas de la verdadera fuerza de las feministas.

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¿Qué significa ser una mujer fuerte? Es bastante parecido a ser un hombre fuerte, pero con partes del cuerpo distintas. La gran mayoría de las filósofas feministas estaría de acuerdo con este punto de partida, en distinto grado. Es importante, pues, comprender qué significa «feminismo». El feminismo no es una institución que pretenda denigrar a los hombres e instaurar un paradigma femenino dominante. El feminismo es una institución que insiste en la igualdad para ambos sexos, tanto en Toronto como en Tatooine: El feminismo es la radical idea de que las mujeres son personas, según la definición de Marie Shear (1986).

Existen muchas voces que claman en un esfuerzo por conseguir la igualdad entre los sexos, y cada una de ellas forma una rama distinta que presenta un planteamiento específico. El feminismo radical afirma que una «mujer fuerte» rompe con todos los estereotipos que se han asignado a las mujeres durante una larga historia de patriarcado. El ecofeminismo lleva esta idea más lejos y hace hincapié en el punto de encuentro entre la opresión a las mujeres y su entorno como una forma de empoderamiento. El feminismo liberal reclama una igualdad absoluta entre los géneros a todos los niveles, mientras que el feminismo cultural encuentra su fuerza en las diferencias que existen entre los géneros. Cada una de estas perspectivas es válida, pero no existe ninguna überfrau, ninguna “supermujer”, sobre la que todas ellas podrían ponerse de acuerdo para simbolizar su ideal de mujer fuerte.

En ello reside el problema de intentar representar cualquier tipo de modelo de mujer: una sola mujer no puede representar todo lo que significa ser una mujer, por muy fuerte que sea. No se puede, por definición, ser tanto un ejemplo de maternidad y un paradigma de mujer que decide no tener hijos. Este es el primer punto en el cual Star Wars no da la talla. Aunque Leia es increíble, no puede representar todos los aspectos de la experiencia de ser una mujer: solo es una princesa espacial rebelde que tiene un láser. ¿Cómo podemos esperar de ella que represente a todo el conjunto de fortalezas femeninas?

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Lo que esperamos de los personajes femeninos es lo mismo que esperamos de los personajes masculinos: que sean dinámicos e interesantes, y que muestren un crecimiento al enfrentarse a los desafíos que se les presentan. En las seis películas de Star Wars, solo hay un pequeño número de mujeres que tengan siquiera la oportunidad de hacerlo. ¿Podemos considerar que son mujeres fuertes? En la trilogía original, solamente aparece un personaje femenino importante: la princesa Leia Organa, miembro de la familia real de Aderaan y líder de la Alianza Rebelde. Sin duda, es un fuerte modelo de mujer joven. Por desgracia, aparte de Leia, tía Beru es quien desempeña el papel más largo en la trilogía original, y muere en el mismo episodio IV.

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Por suerte, Leia es todo lo dinámica que se pueda esperar, es un personaje que desafía a los hombres que se encuentra a cada momento y los supera en la lucha, la maniobra y la réplica, como cuando le dice a la cara al Gran Moff Tarkin: “Noté su repugnante olor a cuervo carroñero en cuanto me trajeron a bordo”. Toda la trilogía original gira en torno a ella, pues es ella la que mueve gran parte de la acción. La ambición de Leia se hace evidente en la presentación: “Perseguida por los siniestros agentes del Imperio, la princesa Leia vuela hacia su patria a bordo de su nave espacial, llevando consigo los planos robados que podrán salvar a su pueblo y devolver la libertad a la galaxia”. Todo lo que sucede después empieza por la valentía de Leia y se mantiene gracias a su tenacidad.

Leia es una mujer fuerte. En las tres películas de la precuela, aparecen mujeres en segundo plano, incluidas Shmi Skywalker y a varias mujeres Jedi. Pero, en la representación de las mujeres, estas películas fallan de la misma manera que lo hizo la trilogía original. La reina Amidala de Naboo es el único personaje realmente significativo. De hecho, es la única mujer que habla en todo el episodio III, a no ser que tengamos en cuenta las escenas suprimidas en que aparecía Mon Mothma.

Al igual que Leia, Padmé es una figura clave en la acción de la trilogía precuela. Desde el principio, aparece como una mujer lista y resiliente. Con tal de salvar a su gente, lucha con valentía contra la Federación del Comercio. Durante la Guerra de los Clones, es su sabiduría política y militar la que ofrece a los buenos la ventaja que tan desesperadamente necesitan. Junto con Mon Mothma, ella desafía el creciente poder del canciller Palpatine con la Delegación 2000, lo que conduce a la formación de la Alianza Rebelde. Es fácil comprender que su hija Leia adquiera parte de su fuerza. Aunque Leia y Padmé son los íconos femeninos más reconocidos de Star Wars, ellas no son todo lo que esas películas ofrecen. Las jóvenes sirvientas de la reina Amidala —Sabé, Cordé y Dormé— son buenos ejemplos de mujeres fuertes. Elegidas por su gran parecido con Padmé, actúan como sirvientas y señuelos para su reina desde muy temprana edad. También se han entrenado como guerreras para defender a la reina si fuera necesario. Hablan varios idiomas de forma fluida. Y, a pesar del estrés que comporta hacerse pasar por la reina, actúan de forma efectiva para Amidala incluso en las situaciones de mayor tensión.

Aunque estas mujeres son, sin duda, influyentes en el desarrollo de la historia de Star Wars, es importante señalar las críticas que han recibido al erigirse como símbolos de la condición de ser mujer. Cada una de ellas ha sido colocada en un puesto diferente, pero todas han recibido críticas que las acusan de ofrecer una imagen estereotipada de la mujer. Cada una de ellas ha sido colocada en una posición que muestra el mecanismo específico de opresión de la mujer que las feministas han luchado por destruir. ¿Qué es lo que hace que unas heroínas se conviertan en estereotipos con tanta rapidez?

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Si existiera una Orden Jedi del feminismo, Simone de Beauvoir (1908-1986) hubiera formado parte, sin duda, del Consejo. Como piedra angular de la filosofía feminista, el conocido libro de Beauvoir, El segundo sexo, predijo muchos de los temas que impulsaron la que se conoce como la segunda ola del feminismo.Entre ellos encontramos una mirada honesta a los derechos sexuales y de procreación de la mujer, a la relación de las mujeres con la religión, su acceso a la educación y a muchos otros derechos. Beauvoir se centra en la manera en que las mujeres han sido relegadas a roles oprimidos a lo largo de la historia, como el de la maternidad o el de objeto sexual. Estos papeles se han convertido en «lugares» estereotipados que las mujeres debían ocupar como resultado del patriarcado. ¿Qué diría Beauvoir sobre la manera en que Padmé y Leia se relacionan con estos roles?

A pesar de que Padmé es una importante líder política y una mujer dinámica, el punto culminante de su papel en la trilogía primera es el del nacimiento de sus gemelos. Incluso el argumento está construido de manera que va creciendo hasta alcanzar el clímax en ese momento, de forma que la importancia de Padmé en la película puede interpretarse como una reducción a esos nacimientos. Aunque es importante para la historia que los dos nazcan de esa forma, es fácil preguntarse qué pasó con la brillante Padmé que aparecía en La amenaza fantasma. ¿Será que el embarazo la convierte en un estereotipo?

Ni mucho menos. La maternidad no es un impedimento para el feminismo. Es cierto que la maternidad ha sido considerada así por muchas pensadoras feministas, como la radical Andrea Dworkin, quien asegura que “entrenar a las mujeres desde la infancia para que sean madres significa que todas estamos entrenadas para dedicar nuestra vida a los hombres”.

Es decir, según este punto de vista, al ser madre, Padmé habría interpretado en un rol oprimido. A pesar de que estas críticas tienen cierto fundamento en el diálogo feminista, utilizarlo contra Padmé implica un injustificado error de juicio. El papel estereotipado y oprimido que una mujer debe cumplir al convertirse en madre, tal como describe Dworkin, no tiene fundamento aplicado a la reina de Naboo. Una crítica de la maternidad de Padmé realizada desde este punto de vista se basa en una visión distorsionada de lo que ella ha conseguido hasta ese momento. El hecho de que Padmé Amidala sea la madre de Luke y de Leia no la convierte en un caricaturesco estereotipo femenino. Al final de El segundo sexo, Beauvoir reflexiona sobre un futuro ideal en el cual “la maternidad sería libremente elegida”, tal como es el caso de Padmé. Igual que todas las otras cosas que Padmé ha conseguido, ser madre forma parte de la historia y no constituye el todo en ella. Padmé continúa siendo la mujer que luchó contra la Federación del Comercio y que pidió el voto de no confianza para el canciller Valorum en el Senado Galáctico.

El tema feminista más importante que suscita la presencia de Leia en la trilogía original es el de la sexualidad. Si una perspectiva social del sexo y de la identidad sexual es integral del diálogo feminista, su poder auténtico reside en su significado para un individuo. El lugar individual dentro del espectro sexual y, por tanto, el lugar en relación con todos los demás, con otras identidades sexuales e instituciones sociales, se convierte en una parte característica de lo que nos hace ser lo que somos.

La sexualidad, sin embargo, ha sido utilizada como arma de opresión durante siglos. Cuando Leia permanece cautiva en el palacio de Jabba el Hutt y lleva puesto ese terrible bikini dorado, se convierte en representante del poder de la sexualidad femenina. Puesto que esa vestimenta incluye una cadena que la mantiene prisionera de un criminal, está claro que su situación es de opresión. ¿Eso hace que Leia sea solamente un ejemplo de cosificación sexual? ¡Por supuesto que no! Incluso mientras se encuentra encadenada a Jabba, Leia ejerce su poder sobre su sexualidad. Tanto Han como Jabba —de formas muy diferentes— intentan hacerse con el control de la sexualidad de Leia, pero ella no acepta a ninguno de los dos. Leia se acercó a Jabba intencionadamente para ayudar a Han. Al ser capturada, emplea su sexualidad para sacar beneficio de la situación y colocarse en una posición que le permita matar a Jabba con su propia cadena cuando llega el momento oportuno. En El Imperio contraataca, Leia afirma su sexualidad al besar a Luke delante de Han para desactivar las pretensiones de este con ella.

Han (con una sonrisa bravucona): -Tú no nos viste en la galería sur, a solas. Allí expresó sus verdaderos sentimientos hacia mí.
Leia (justo antes de besar a Luke delante de Han): -Supongo que aún no lo sabes todo acerca de las mujeres.

Al mantener el poder sobre ese aspecto de su vida —aunque solo sea una parte de su experiencia—, Leia mantiene su fuerza ante los desafíos a los que se enfrenta. Por supuesto, al final cede a los encantos de Han, pero lo hace cumpliendo sus propias condiciones. Esto hace pensar en otro estereotipo que también parece perseguir a Leia: el de damisela afectada de mal de amores por su devoción por Han. A pesar de que ese canalla traficante de especias no sea un modelo de compañero ideal, es el de la princesa, y eso es lo único que importa. De forma parecida, una de las principales quejas sobre Padmé es la clase de relación que mantiene con Anakin. Aunque es necesario que estén juntos sexualmente para tener mellizos, su relación no es un ejemplo de matrimonio feliz. Ambos reconocen desde el principio de su cortejo que un matrimonio secreto “nos destruiría”. ¿El hecho de que Padmé esté casada debe ser motivo de crítica? ¿Leia puede estar enamorada y continuar siendo una mujer fuerte?

Para tener una respuesta a estas preguntas, podemos tomar en consideración el pensamiento de Beauvoir, una imperturbable defensora de la sexualidad femenina que, además, nos ofrece una visión interesante sobre el amor: “El día en que sea posible que una mujer no ame desde la debilidad, sino desde su fuerza, no para escapar de sí misma, sino para encontrarse, no para humillarse, sino para afirmarse, ese día el amor se convertirá para ella, y para el hombre, en fuente de vida y no de peligro mortal”.

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La dependencia que Anakin tiene de Padmé no es motivo de críticas hacia él. Así pues, ¿por qué debería serlo al contrario? Cuando Han intenta rescatar a Leia, nunca se cuestiona su papel de héroe masculino. De la misma forma, pues, el amor que sienten estas mujeres es fuente de fuerza para ellas, no de debilidad. El hecho de que Leia se desvíe de su camino para salvar a Han de Jabba es una de sus características feministas: ¡cuando las cosas se ponen difíciles, la princesa salva al granuja! De esta manera y sin ayuda de nadie, Leia invierte el papel de “damisela afligida”. Su madre demuestra una fuerza similar cuando se enfrenta a la ejecución en el circo geonosiano. Encadenada a unos gruesos postes, junto con Padmé y Obi-Wan, y mientras se les acercan unos terribles monstruos, Anakin exhibe un caballeroso machismo que se encuentra fuera de lugar:

Obi-Wan: -Relájate y concéntrate.
Anakin: - ¿Y Padmé?
Obi-Wan: -Parece que no le va mal.

Sin necesidad de que dos guerreros Jedi la rescaten, Padmé se ha soltado de las cadenas y ha trepado hasta la cima del poste, dispuesta a enfrentarse a un nexu de afiladas garras que viene a por ella.

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Betty Friedan, una de las piedras angulares de la segunda ola del feminismo, declara en su libro The Feminine Mystique: “Puedes tenerlo todo, pero no al mismo tiempo”. Friedan dirige esta exhortación a las mujeres como individuos, diciéndoles que existen diferentes momentos de plenitud en sus vidas. Esta idea también resume el problema real que se encuentra en las mujeres que aparecen en Star Wars. Cada vez que un personaje se muestra fuerte, resulta víctima de alguna crítica: Leia es demasiado sexual, Padmé no es más que un ejemplo de maternidad, mientras que Shmi Skywalker no lucha contra Watto para ir con Anakin. El problema es que, tal como sugiere Friedan, no podemos “tenerlo todo” en ninguna de esas mujeres. Y, a pesar de ello, continuamos buscando ese modelo feminista perfecto en los medios de comunicación.

Puesto que Leia es el único personaje importante en la trilogía original, sus decisiones se pueden interpretar como representantes de la mujer en general. Y lo que es más, todo aquello que Leia hace mal o con torpeza —como destruir la barcaza de Jabba con esclavos inocentes en su interior— es un mensaje para todas las mujeres. Si aparecieran otras representantes femeninas, no tendríamos ningún problema en juzgar a Leia como individuo y no como una representante de todas las mujeres. Ni siquiera la sabiduría de Mon Mothma es suficiente para que apartemos la atención de Leia en la trilogía original, ya que su intervención es relativamente breve.

Para ubicarnos, imaginemos esta situación a la inversa. Imaginemos que todos los personajes de esta aclamada serie espacial son femeninos excepto uno: Han Solo. Luke Skywalker se convierte en Lucy Skywalker, Lando Calrissian se convierte en Lindsay Calrissian, y Darth Vader es Dorothy Vader. Todo el argumento y las interacciones entre los personajes son iguales, excepto por la manera en que Han puede relacionarse con el universo que lo rodea. En lugar de ser un personaje que representa a un hombre individual, se convierte en una especie de representante de la “esencia masculina” en la historia. Todo lo que hace se considera un ejemplo de comportamiento masculino.

Así, cuando Han dispara a Greedo (ahora Gretta), parece que todos los hombres son impulsivos y violentos.

Cuando Han le dice a Leia que le iría bien “un beso”, todos los hombres nos parecen de un machismo tiránico. Todas las mujeres de Star Wars tienen su propios fallos, pero eso es parte de lo que las hace ser tan buenas feministas. Si alguna de ellas fuera “perfecta”, estaría por encima de la necesidad de relacionarse con los otros personajes y dejaría de tener interés para la audiencia. Si alguna de ellas ofreciera “todo el paquete” de los ideales feministas, nos encontraríamos con un personaje poco realista que no representaría la experiencia real de ser una mujer. Así que, a pesar de que es sensato pensar que las mujeres deberían poder “tenerlo todo”, eso no lo podría conseguir una sola persona en un único momento. En última instancia, Star Wars nos ofrece un puñado de mujeres fuertes que son excelentes líderes, pero que se encuentran relegadas a la periferia de la sociedad. Y son demasiado pocas para representar de forma adecuada a las mujeres como conjunto.

Y lo que es más: las mujeres de Star Wars están, en realidad, muy marginadas. Es cierto que captan nuestra atención y pensamos: “Bueno, no está mal, ¿verdad?”. ¡Consigue ser reina!” Pero el hecho de que Padmé y Leia sean figuras políticas importantes parece ser el único motivo de que tengan la capacidad de aportar su voz en todo aquello que sucede. Aparte del ámbito de la realeza, ¿en qué otros aparecen papeles con diálogo para las mujeres en las seis películas? En la trilogía original, solamente aparecen seis mujeres que hablan. Punto.

Leia, una princesa, constituye una sexta parte de los papeles con diálogo en estas películas. En las anteriores, aparecen catorce, aparte de Padmé Amidala. Aunque no es una cantidad buena, desde luego es mejor.

No obstante, el tema importante es que Leia y Padmé pueden hablar más que otros por su posición. Ambas son mujeres con gran agilidad verbal y los fans las citan con frecuencia.

Apuesto a que, cuando alguien menciona a Leia o a Padmé, todo el mundo piensa en clásicos como “¿No eres un poco bajo para soldado de asalto?” y “Así es como muere la libertad, con un aplauso ensordecedor”. Ahora intentemos recordar una de las líneas de diálogo de Shmi. ¿Y alguna de tía Beru? Es posible que no nos venga ninguna a la cabeza, y no pasa nada porque no era esa la intención. El propósito era que prestáramos atención solamente a esas “importantes” mujeres que aparecen en las vidas de los protagonistas masculinos.

De esta forma, Padmé y Leia se convierten en, incluso, otro estereotipo: el de “las pocas acaudaladas”. Ambas pertenecen a la realeza y son, por tanto, importantes, sea cual sea su género. Se encuentran separadas del resto de las mujeres a causa de su posición, causando otra grieta en la hermandad femenina de la Fuerza. Como resultado, Padmé y Leia se encuentran en una posición que las convierte en portavoces de la mujer, a pesar de que su situación social se encuentre a gran distancia del resto de las mujeres que pueblan la galaxia de Star Wars. Leia y Padmé no pueden representar las necesidades de distintas especies y clases, teniendo en cuenta lo lejos que se encuentran de la vida cotidiana, al ser miembros del rango más alto del esquema social: incluso cuando viaja con Anakin, ambos disfrazados de “refugiados”, Padmé lleva puesto un elegante vestido y luce un elaborado peinado, y Anakin arrastra dos enormes maletas que no parecen llenas de prendas Jedi. Pero estas mujeres individuales no deberían cargar con el peso de representar a todas las mujeres.

La mayoría de las mujeres de la serie de Star Wars, a pesar de ser fuertes, nunca tienen la oportunidad de demostrarlo. La tía Beru cría a Luke para que se convierta en un héroe. Shmi conduce su vida hábilmente, no solo como madre soltera, sino como esclava en el remoto Tatooine. Mon Mothma no solo es senadora, sino que desafía abiertamente al Emperador Palpatine y se convierte en la primera jefa del Estado de la Nueva República como mentora de Leia. Si a alguna de estas mujeres se le hubiera permitido decir algo más que unas pocas palabras, habríamos sido testigos de su fuerza. Si se les diera voz, serían modelos de personajes feministas.

Pero, como siempre, nos queda la esperanza. No olvidemos a nuestras valientes sirvientas Sabé, Cordé y Doré. A diferencia de Padmé y de Leia, son personajes dinámicos que no se encuentran atrapados en el mundo de la realeza y de las influencias. Sí, a veces se visten como la reina y actúan en su lugar, pero no tienen ninguna autoridad real. Y, a pesar de ello, se muestran como mujeres a las que vale la pena prestar atención. Son resilientes y listas. Defienden sin miedo a la reina de Naboo, y Cordé incluso ofrece su vida a cambio de la otra. Estas sirvientas son unas centinelas silenciosas pero eficientes, mientras Padmé se encuentra en la corte de Naboo, y se hacen visibles desde su posición marginal llenando el hueco entre las mujeres de la realeza y las que, quizás, algún día hablarán. El problema para toda mujer fuerte, sin importar quién sea o dónde viva, es la situación social en la cual construye su vida. Caitlin Moran escribe acerca de su lucha: “Pues a lo largo de la historia, existen historias de mujeres que —contra todo pronóstico— consiguieron ser una mujer como es debido, pero acabaron cediendo, infelices, limitadas o arruinadas, pues todos los que se encontraban a su alrededor, la sociedad, continuaban equivocados. Mostradle a una niña una heroína pionera —Sylvia Plath, Dorothy Parker, Frida Kahlo, Cleopatra, Boudicca, Juana de Arco— y lo más probable es que le mostréis a una mujer que al final fue aplastada.

El contexto es importante. Da igual lo maravillosa que sea una figura feminista: su efectividad y su legado solo se mantendrán si la sociedad que la rodea permite que eso suceda. Leia solo puede ser una auténtica heroína de nuestra historia si la audiencia la acepta como tal. Padmé solo nos podrá conducir al lado luminoso si la seguimos. Sabé, Cordé y Dormé darán voz a las mujeres marginadas de la galaxia solo si las escuchamos. Las mujeres de Star Wars son fuertes como el acero y no tienen miedo de demostrarlo si se les da la oportunidad. Vistas una por una, ofrecen lo mismo que cualquier personaje masculino individual. Son fuertes, ingeniosas y, desde luego, una “Fuerza” con la que hay que contar. Pero son pocas y se encuentran en los márgenes de la sociedad. Quizá la próxima batalla en esa galaxia tan, tan lejana será la de las mujeres luchando por la igualdad junto con una reina táctica, una princesa guerrera y unas sirvientas llenas de recursos.