Gabriel Costa nació en Escobar, en la provincia de Buenos Aires. Mitad portugués, y con mezcla de raíces polacas y del litoral argentino, aprendió a caminar en Ecuador, donde cumplió su primer año de vida. Ya más de grande vivió dos períodos cortos en la ciudad de Buenos Aires y en el interior de España. Y volvió al conurbano.

A los 10 años creó El Andariego, un semanario con noticias locales que vendía a familiares. Estudió Periodismo y a los 22 inventó Dixiti, una publicación mensual online que nutría con aportes de personas que iba conociendo en viajes. Estudió una Maestría en Migraciones. A los 26 construyó Conventillo Babel, una revista de culturas migrantes que le permitió, entre otras cosas, seguir formándose en Austria, con una beca para jóvenes innovadores de distintas partes del mundo.

Desarrolló su escritura con trabajos en algunos diarios, revistas y departamentos de comunicación de multinacionales. Practicó en espacios de la facultad y con guiones radiales. Experimentó con cartas en braille para su tía. Desde que nació su hija; volvió a lo lúdico como espacio de conexión y aprendizaje. Jugaba en un centro de solicitantes de asilo y refugio. Ahora juega en espacios de juegotecas y talleres de lectura. Juega porque en el juego, dice, está su esencia.