Crónica

Chile: la transición democrática


Qué esperan los Boric Lovers a cambio de tanto amor

El viernes 11 de marzo Gabriel Boric asumió como nuevo presidente de Chile. Luego del acto de cambio de mando en el Congreso, llegó el otro momento político más esperado, alrededor de La Moneda, en la plaza de la Constitución. Las expectativas detrás del reencuentro.

—Los chilenos nunca golpeábamos la mesa. 

Ximena está en la Plaza de la Constitución. Espera a su nuevo presidente, Gabriel Boric. Son las 4 de la tarde del viernes 11 de marzo. El acceso a estas calles está cada vez más restringido. Los carabineros sólo dejan transitar a quienes tienen credenciales como funcionarios públicos y prensa. La gente que ha llegado y no puede avanzar, reclama.

–Vamos desalojando, por favor –dice un paco.

–¡Se les va a acabar este trato! Ahora los manda el joven al que perseguían en las marchas –desafía Ximena, convencida de que en Chile se han roto eslabones en la forma de hacer política y que desde ahora todo será mejor, más justo, participativo y democrático. 

Santiago aún no atardece, el cielo está celeste y no anaranjado, como la imagen que dejó la revuelta de octubre hace dos años. Los edificios del centro financiero ya están vacíos. Es día laboral, pero dejaron salir a todos los oficinistas temprano, anticipándose al barullo que traerá Gabriel Boric cuando camine por esa extensa alfombra roja desplegada para la ocasión.

Ahora todas las calles alrededor de La Moneda están cerradas. En la Plaza, las pantallas gigantes transmiten el evento, se estrena el nuevo logo del gobierno. Desde donde está Ximena se lee con claridad: Cambio Ciudadano. La tipografía va acompañada por hojas de copihues, un pájaro chucao, el guitarrero de Quinchamalí y volantines dieciocheros.

La retención forzada de asistentes genera cierto temor: ¿al apoyo al Presidente se verá tenue, casi al mismo nivel que la pequeña aglomeración espontánea que tuvo la salida de Sebastián Piñera y su gabinete a las 10 de la mañana? Entonces, por una de las calles laterales al Palacio muchas personas le gritaron asesino come ojos, horco facista y ladrón, mientras varias señoras aplaudieron al presidente saliente e hicieron callar a los opositores.  

¿Será un Boricpallooza sin gente? 

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En esa frontera invisible de la Plaza de la Constitución esperan también Mauricio Bravo (46) junto a su pareja Lorena Muñoz (47). Traen un regalo. Viajaron toda la noche en bus, desde el sur, con un cuadro en el que se los ve a Boric y Elisa Loncon de las manos y mirándose de frente a los ojos. 

—Venimos de Cabrero, una zona campesina donde todavía hay mucho miedo al patrón —cuentan. 

Llevan cuatro años de relación y tienen un restorán de comida típica; Lorena cocina los arrollados de huaso. Decidieron cerrar por un día y aprovecharon la noche para viajar y llegar de madrugada a la capital. “Vamos a apoyarlo desde el primer hasta el último día de su gobierno”, fue el comentario que le hicieron a su amiga pintora que, entusiasmada, les pasó el cuadro con la condición de que éste incluyera una carta.

Cabrero es “zona de sacrificio” con seis termoeléctricas operativas y un puerto seco. 

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A dos cuadras de la Plaza, cada vez más gente espera. Ahí están Javiera Soto (33), su pareja y sus dos hijos, que todavía llevan puesto el delantalcito del jardín de infantes. Sus padres quieren que vean cómo el presidente más votado en la historia de Chile llega a La Moneda.

También están Almendra (22) y Valentina (21). ¿La generación que le dio el triunfo en segunda vuelta tendrá que escuchar desde lejos la escena que por fin inaugura una época? Cargan mochilas y carpetas: vinieron directo desde la facultad de Derecho, donde cursan. 

–Estar acá es ver en vivo lo que nos enseñan en los libros –comentan.

La celebración es colectiva. Pronto se suman más jóvenes y comparten un padecimiento individual que ahora está en la agenda del nuevo gobierno. 

–Yo debo hasta el 2035, y llevo cerca de 150 cuotas pagadas –cuenta Javiera, mientras sostiene a su hija menor en brazos. 

–Todavía me quedan 26 millones por pagar –dice Macarena (29) que estudió con tres créditos.

La misma historia se repite con Sofía (29) y Julian (26) con deudas cuyos montos superan los 10 millones de pesos. Todos esperan que Boric condone la deuda del CAE (Crédito con Garantía Estatal) o al menos que las futuras generaciones puedan estudiar libres de créditos.

A las 5 de la tarde algo cambia y las vallas se abren como si anunciaran que el nuevo Chile está empezando. Los jardines de la Plaza de la Constitución comienzan a llenarse de personas con banderas de Boric y pancartas con demandas sociales en colores, incluia Free Assange. Daniel corre todo lo que puede para quedar adelante y poder ver el discurso en primera línea. Mientras Javiera y su compañero toman el coche de guagua y suben al pasto.

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Boric repite varias veces su frase de campaña, cita a Salvador Allende y a Vicente Huidobro. A medida que lo hace el cielo sí comienza a anaranjarse, y así dialoga con la memoria de la revuelta de octubre.

Desde las azoteas y ventanas de los edificios que rodean La Moneda se ven funcionarias y trabajadores que decidieron quedarse hasta tarde con banderas. A lo lejos, se lee en una torre BIENVENIDO.

Más de la mitad de la plaza de la Constitución está llena de gente; la dejaron avanzar justo después de enrollar la alfombra roja. ¡Sí! ¡Boricpalooza con todes! La imagen republicana del balcón de La Moneda rodeado de personas vuelve a tener vida. Un gesto histórico que no termina de convencer a Mitzi (70), quien está radicado en Suiza: es el segundo cambio de mando que vive en la Plaza. El primero fue el de Salvador Allende hace 49 años.

–Demasiada policía y represión para un momento que debería ser alegre. 

Mitzi anda junto a sus dos hermanas que viven en Recoleta. Trae una pañoleta del color del arcoíris; Jaqueline (60) cada tanto mueve la bandera del Wallmapu, Ivonne (63) lleva una pañoleta abortera. Juntas están convencidas que lo primero que debe hacer Boric es liberar a los presos de la revuelta. Insisten en que votaron por un proyecto político, más allá de la figura del treintañero.

–Gracias a ellos estamos aquí –dicen y se mezclan entre las miles de personas que hay en la Plaza. 

Más allá, con un cartel y pañuelo amarillo está Enrique Ñanculef (68). No + AFP es su principal demanda, y está dispuesto a repetirlo las veces que sea necesario “hasta que tengamos pensiones dignas”. Trabajó durante 50 años, no tiene lagunas en sus cotizaciones pero su actual pensión no supera los 200 mil pesos. Es incluso más baja que el sueldo mínimo en Chile. 

–Vengo a celebrar, pero también a recordar –grita Enrique. 

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—¡Gabriel amigo! ¡El pueblo está contigo! —canta la plaza.

El ciclo político que se inicia en Chile promete dignidad pero requiere la misma dosis de alerta que de paciencia cívica. Desde el balcón, el nuevo presidente sonríe cuando la gente le cambia la letra al himno y grita “revolución” en lugar de “el asilo contra la opresión”. La esperada transición democrática tiene la página en blanco.  

Mauricio y Lorena lograron entregar el cuadro al equipo de seguridad de Boric. En la carta, le piden que no se olvide de toda la gente que cree en él. La celebración y el apoyo incondicional van junto con una inclaudicable exigencia por las demandas que los desvelan.