UNA CASA EN LA QUE NO SE ESCUCHEN LOS TIROS

violencia en rosario

Por Rodrigo Miró

Lucas Vega tenía 13 años.  Vivía con su papá, su mamá y sus cuatro hermanos en el barrio Emaús, en la zona oeste de Rosario. Jugaba en las infantiles de Rosario Central: su sueño era debutar en primera.

“Decía que quería llegar a primera para comprarme una casa en un barrio en el que no se escucharan tiros a la noche”. Maritza, mamá de Lucas.

El lunes a las 22.30, después de ver el partido de Central, salió con su hermano, de 15, y dos amigos hasta la esquina donde solían juntarse.

Desde un auto blanco dispararon una ráfaga de balazos.  Gatillaron más de 20 veces, según la policía.

Su hermano logró esconderse detrás de un árbol. Él no alcanzó a escapar. Quedó tendido en la vereda. La ambulancia tardó un largo rato en llegar. Lucas murió en los brazos de su padre.

El hermano y los dos amigos fueron heridos y trasladados a diferentes hospitales. Todavía continúan internados.

“Lamentamos profundamente el fallecimiento de Lucas Vega (...) jugador de nuestra institución en las divisiones infantiles.  Enviamos nuestro pésame a la familia (...), nos sumamos al pedido de justicia y exigimos el esclarecimiento de la muerte”. (Comunicado del Club Rosario Central)

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