Foto portada Facebook Cristina Fernandez de Kirchner. Fotos interior Facebook Frente Cívico por Santiago (Oficial)
-No quiero tirar pálidas pero los dólares va a haber que devolverlos ¿Quién los va a poner? No se los podemos pedir a los cartoneros de Juan Grabois o a los camioneros de Hugo Moyano. Vamos a tener que discutir en serio los argentinos, empresarios, dirigentes políticos y sindicales cómo vamos a hacer. ¿O vamos a exigirle más sacrificios al pueblo?
Cristina Fernández de Kirchner arroja las preguntas y las sentencias frente 3.500 personas -1.000 de ellas la escuchan paradas-. Su auditorio triplica al de del salón de La Rural, cuando lanzó Sinceramente en la Feria del Libro. Afuera del Fórum santiagueño, más de 10.000 seguidores agitan banderas, clavados a las pantallas gigantes instaladas en la entrada del monumental centro de convenciones que ella misma inauguró en julio de 2012.
CFK está haciendo lo que anoche insinuó que no iba a hacer. Al aterrizar en Santiago un periodista de la TV local le preguntó por su expectativa en la campaña electoral. Cristina dibujó un círculo en el aire con las manos y meneó la cabeza: “Venimos a presentar el libro, del libro hablo”. Sonrisa ancha y fin de la entrevista.
Pero ahora, a las seis y media de la tarde del martes, habla con la candidatura puesta. Habla del libro, sí. Repasa el capítulo 2, sobre su despedida en una Plaza de Mayo repleta el 9 de diciembre de 2015. Cuenta anécdotas del capítulo 3: su historia de amor con Néstor. Se detiene en el 5, desgrana lo difícil que fue gobernar siendo mujer.
Al rato deja el libro y habla de lo que quiere hacer: “terminar con esta catástrofe”. Es ahí que señala la deuda con el FMI que en 2009 era de 9 mil millones y hoy, de 57 mil. A Alberto Fernández -su compañero de fórmula y autor de la idea de escribir Sinceramente-, lo menciona 2 veces en 1 hora y 10 minutos. También nombra que fue su hijo quien le propuso este diálogo con el escritor y editor Marcelo Figueras, autor de las memorias del Indio Solari que tanto le gustaron al Máximo.
Dice Figueras:
-Cristina tiene estilo. En esto también. Si quisiera podría dedicarse a la escritura, pero todos esperamos que se siga dedicando a lo que se dedica.
La ovación se parece a la que tantas veces Cristina recibió aquí, en Santiago, cuando era Presidenta. Pero esta vez es distinto: de a ratos acto oficial, de a ratos recital de rock, de a ratos conferencia erudita con reflexiones sobre la escritura, la política y la economía. Estamos ante algo nunca visto.
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Desde el aeropuerto de Santiago del Estero hasta el Hotel Carlos V hay 6 kilómetros. El lunes a la noche hubo gente en cada vereda de esas 60 cuadras que van desde la ruta hasta el centro. Todos esperando ver la combi, recibirla, saludarla.
En la pista la esperaron el gobernador Gerardo Zamora y su vice, José Emilio Neder. Ambos venían coqueteando con el Peronismo Federal. Participaban en sus reuniones y no le esquivaban a las fotos con Urtubey, Schiaretti y Massa. Pero ante la fórmula Fernández-Fernández, los santiagueños se realinearon de inmediato. Zamora corrió a Buenos Aires a sacarse una foto con Alberto, a quien conocía bien: en 2005, cuando Santiago elegía gobernador tras la caída del juarismo y la intervención federal, el armado político nacional apoyaba al candidato del PJ, José Figueroa. Desde Buenos Aires, Alberto Fernández fue uno de los responsables de la creación del Frente Cívico, con el que el kirchnerismo jugó la elección a dos puntas. Con luces y sombras, desde hace 14 años ese frente gobierna la provincia. Su potencia es que convive en su interior una fauna variada de dirigentes y organizaciones: peronistas y radicales, keynesianos y liberales, pañuelos verdes y celestes, burócratas conservadores y nostálgicos setentistas, organizaciones campesinas y asociaciones civiles de distinto calibre. Todos zamoristas. Un tipo de unidad en la diversidad sin purismos y donde todo cabe. El tipo de unidad al que ahora aspira el fernandismo para derrotar a Cambiemos en primera vuelta.
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Lo dicho: no habíamos visto ésto antes en Santiago.
Una multitud amaneció en la vereda del hotel Carlos V en la mañana del martes. Era una mezcla entre un lanzamiento de Harry Potter y un recital de Gilda. Cientos deambulando en las calles todavía desiertas o amuchándose en las escaleras del ingreso, abrazados a su librito azul antes de que se organice una larga fila con la esperanza de que Cristina firme algunos ejemplares. Hubo vendedores ambulantes con remeras de Cristina en improvisados tendederos en la vereda. Pañuelos de Cristina. Coloridos pins de Cristina ofreciéndose sobre paños negros y paneles de corcho. Cadenitas con su imagen. La gente compró, se puso, agitó. Cantó, esperó horas. Apiñadas contra una barra de contención que hubo que poner más tarde, un grupo de pibas que no tienen más de 20 años sacudían un cartel: “Cristina sos culpable de haber robado mi corazón”. Cristina no salió hasta la tarde, se subió a una combi y partió al Forum. La siguió una caravana interminable.
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En la euforia de las elecciones de 2011, el gobernador Zamora había dicho a la prensa porteña que Santiago era la capital nacional del kirchnerismo. Para su reelección, Cristina obtuvo el 82% en esta provincia y en algunos departamentos aún más (94% en Figueroa, el 93% en Atamisqui, en Jiménez y en San Martín).
Ocho años después, ese apoyo se ve en la calle.
Minutos antes de que llegara al Fórum, circuló el tweet que anunciaba la fórmula Macri/Pichetto. Un funcionario santiagueño lo lee en voz alta apretujando entre la gente que pasa y trata de acomodarse: “Listo, Macri destruyó Alternativa Federal. ¡Ganamos en primera vuelta!”. “No hay que confiarse compañero, hay que laburar, hay que salir de Facebook y militar para buscar los votos”, le responde una diputada.
Dos que también tratan de encontrar un lugar en el salón son Pablo Mirolo, intendente de La Banda, y la diputada nacional Mariana Morales, ambos massistas de primera línea. Mirolo presidió el Congreso del Frente Renovador del 30 de mayo donde algunos ya leyeron que Massa pensaba en un acuerdo con el kirchnerismo.
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En Santiago hay dos librerías locales y una tercera que pertenece a una cadena de Buenos Aires. Quique, uno de esos libreros, cuenta que vendió 300 ejemplares en un mes. “Con eso he pagado el alquiler de dos meses de local. Eso no ha pasado nunca con ningún libro. Esta mañana he vendido 36 ejemplares en 2 horas. Y al mediodía, 50”. En el negocio de Marcos se vendieron más de 600 Sinceramente: “revolución literaria que revaloriza el libro y la lectura”, nombra al fenómeno.
Un video de la editorial que pasaron en la pantalla segundos antes de que Cristina subiera al escenario precisa que se trata del lanzamiento más exitoso de la historia argentina. En menos de dos meses lleva 9 ediciones y una tirada de 300 mil ejemplares: 8 mil vendidos en un solo día en puestos de kioscos y revistas.
Pero el libro es algo más que un libro.
Santiago querido... gracias por tanto amor ❤️ pic.twitter.com/xNNqVZbz9y
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) 11 de junio de 2019
Marcelo Figueras dice: “La sensación es que Cristina está al lado contándote lo que quiere contarte. La sensación es de intimidad”. En el video, cuando se muestran los libros embalándose para mandar a las provincias, un locutor dice: Santiago del Estero, San Juan, Catamarca. La gente aplaude: la gente aplaude cajas de libros embalándose en una pantalla gigante. Cristina inventó un nuevo dispositivo político de agite y reflexión. Simbólico y utilitario. Un legado para la posteridad y, a la vez, un arma explosiva para usar ella misma:
-No son mis memorias. Las memorias son al final del camino, y a mí me falta.