La última vez que pasó por Buenos Aires, Gabriela Wiener se sentó delante de su pareja, Jaime Rodríguez Z, y en una sesión de videochat en directo recitó poemas, leyó cartas y relatos que revelaban escenas íntimas de celos, paranoias y frustraciones. El público que los escuchaba los ovacionó. Cronista y escritora peruana, Wiener se ha convertido en una artista sofisticada y todoterreno, capaz de montar performaces provocadoras y ser, a la vez, redactora jefe de la revista española Marie Claire. Le sientan bien las dos orillas: de Lima a Madrid, de cronista mundana a madraza de una niña.

Publicó sus primeros textos en la revista peruana Etiqueta Negra. Después lo hizo para el diario El País; las revistas Esquire, Soho, Paula, Internazionale, Eñe, Quimera y Letras Libres, entre otras.

Sus crónicas han sido recientemente antologadas en las  colecciones Mejor que ficción. Crónicas ejemplares (Anagrama, 2012) y Antología de la crónica latinoamericana actual (Alfaguara, 2012).  Todas las semanas escribe para el diario peruano La República, cada tres meses en la revista Orsai y bastante seguido twitea en @gabrielawiener.

Si en su libro Sexografías (Planeta) retrató, desde la primera persona, las prácticas y costumbres sexuales de la sociedad, enNueve Lunas (Mondadori y Marea) llevó el gonzo donde nadie lo había llevado: experimentó con su cuerpo de embarazada. Tiene un tercer libro: Mozart, la iguana con priapismo y otras historias (Sigueleyendo). 

Hace unos años, en un encuentro de cronistas en Bogotá, Wiener dijo que era capaz de pasar días sin bañarse, comiendo porquerías, con tal de no dejar la computadora hasta dar con el tono de una crónica. Para combatir el tedio, contó, se sometía a pequeñas etapas de masturbaciones compulsivas. Los viejos cronistas la miraban azorados.