Manuel Rivas conducía su automóvil hacia Santiago de Compostela. Lo acompañaban su mujer y unos amigos argentinos. En una maniobra arriesgada, Rivas metió su coche delante de un furgón. El camionero, furioso, primero tocó bocina y luego se asomó por la ventanilla para insultar. Hasta que vio quién manejaba el auto.

-¡Manuel! –gritó- ¡Estoy leyendo su última novela!

Rivas es un escritor popular; y en Galicia, toda una personalidad. Periodista, novelista, ensayista, guionista y poeta, es autor de más de 20 libros y ha recibido numerosas distinciones, como el Premio Nacional de Narrativa y el de la Crítica Española. Tres de sus libros ya fueron llevados al cine. Por ser uno de los “más polifacéticos y relevantes creadores en lengua gallega”, la Universidad de la Coruña le concedió el grado de Doctor Honoris Causa.

Su madre era lechera y su padre, músico en orquestas de baile y albañil. Se inició en el periodismo a los 15 años y hoy –con 62- escribe una columna semanal en el diario El País. No oculta jamás lo que piensa: es anti neoliberal, ecologista, brega por la legalización del cannabis y reivindica lo gallego no por nostalgia sino para que la cultura de Galicia se abra al mundo.

Cuando cocina, Rivas escucha música gallega moderna. Ama la voz de Mercedes Peón tanto como preparar sopas de ajo y tortillas de catorce huevos.

Muchos de sus cuentos y novelas tienen al puerto, al mar y a los pescadores como protagonistas o telón de fondo. En el libro de crónicas –inhallable y descatolagado- El periodismo es un cuento (1997) escribió sobre las faenadoras de mariscos de Vigo.