Crónica

Botánica y arte


Alardear de nuestra flora

En el siglo pasado, el tucumano Miguel Lillo hizo una tarea anfibia: reunió a botánicos con expertxs del dibujo para plasmar su nueva y ambiciosa obra, clasificar la flora argentina. La mayoría de quienes se presentaron para traducir la descripción científica en imágenes fueron mujeres, maestras y graduadas de bellas artes. La tarea llevó diez años de trabajo y abarcó una colección de siete tomos. Ahora, muchas de esas láminas salen de la casa científica fundada por el naturista y reciben homenaje en el Atlas de botánica Argentina (Ampersand). Nuestro presente de emergencia climática respira al recuperar estos archivos.

La reproducción de cada una de estas láminas se realiza con el consentimiento de la Fundación Miguel Lillo. 

La obra Genera et Species Plantarum surgió de la inquietud personal del naturalista argentino doctor Miguel Lillo (1862-1931) […] Fuertemente comprometido con proyectos científicos de corte nacionalista, Lillo propuso preparar una obra sobre la flora argentina. Se trataba de un tema sobre el que tanto Chile como Brasil habían conseguido llevar adelante empresas similares [...] Dado que la carencia de una obra de ese tipo era vista como un estigma de inferioridad cultural frente a los países vecinos, en 1913 Miguel Lillo concibió una obra que clasificara toda la flora argentina para compensar lo que, según el propio Lillo, no existía sino bajo la forma de estudios parciales de dudosa rigurosidad. [...]

El proyecto del Genera... contó con el apoyo de quien era el asesor vitalicio de la Fundación, el doctor Ernesto Padilla. La idea era hacer el libro en poco tiempo y luego publicar suplementos. Para la redacción de la obra se designó una comisión formada por botánicos y, al mismo tiempo, se organizó un cuerpo de dibujantes especializados, compuesto en su mayor parte por mujeres: bajo la coordinación de la Delineatrix prima Olga Borsini, trabajaron María Ludovica Váldez del Pino, Carmen Castellano, Juana Rosa Segura, Teresa Ferrero, Ada E. Ávila, Beatriz S. Vaca, Ida Poltronieri y Hortensia Llanacoplos. Hay que destacar aquí que existía una larga tradición femenina de coloreado en las ilustraciones científicas. Solo por mencionar un caso, la esposa del ornitólogo inglés John Gould (1804-1881) dibujaba las descripciones que su marido traía de los viajes. [...]

La gran mayoría de las ilustradoras que trabajaron en la Fundación Lillo se desempeñaban como maestras o eran egresadas de la Escuela de Dibujo y Artes Aplicadas. Allí el estudio de diseño práctico se realizaba sobre la base del concepto de repetición y copia; repetición en cuanto a la suma de ejercicios sobre un mismo planteo o tema; y copia sobre la base del uso de modelos clásicos. La formación era netamente académica, pero también se ejercitaba la práctica del copiado: se buscaba partir de la copia del natural, se usaron modelos en yeso, se reproducían hojas, animales y flores, partiendo de la observación directa. 

Una de ellas fue Juana Fernández de Tuero: egresada de la Escuela de Dibujo y Artes Aplicadas, ingresó al Instituto Lillo en 1939, junto con Pilar D. Villalón. Fue jefa del Departamento de Iconografía, dependencia en la que tuvo a su cargo el trabajo de los dibujantes técnico-científicos. Llevó a cabo las ilustraciones de muchas familias de plantas y supervisó las ilustraciones del Genera... En la mayor parte de sus trabajos empleó acuarelas. En 1946 se la suspendió en el desempeño del cargo de la Sección Iconográfica y de Dibujo, probablemente debido a sus manifiestas discrepancias políticas durante el primer gobierno peronista. 

María Luisa Váldez del Pino, en su condición de directora de la Sección Iconográfica, en 1942 llegó a encargarse de coordinar las tareas de catorce dibujantes especializadas que ejecutaban las láminas de carácter didáctico. Entre las personas que trabajaron en su equipo cabe mencionar a Teresa Francisca Ferrero de Luminato, maestra de Dibujo que estuvo en el Lillo desde 1943 hasta 1976, y a Delicia Pilar Villalón, quien, en 1939, solo un año después de su graduación en la Escuela de Dibujo, fue contratada como dibujante en la Sección Iconográfica (trabajó allí hasta 1945, aunque con algunas interrupciones). 

Fanny Alicia Silva, egresada como Maestra de Dibujo de la Escuela dependiente de la UNT, fue una artista botánica e ilustradora de la Fundación Lillo que trabajó en forma permanente en la colección del Genera... Empleó acuarela y témpera en sus trabajos, que, de hecho, fueron las técnicas que predominaron en el diseño de las ilustraciones de todos los tomos del Genera... Silva, además, también fue ilustradora en el Museo de La Plata. Este tipo de vínculo institucional sugiere que, aunque no existía en el currículo, las dibujantes formadas en la Escuela de Dibujo fueron desarrollando y consolidando de facto una especialización en el campo de la ilustración científica. [...] 

Luego de diez años de trabajo, en 1943 apareció el primer volumen de Genera et Species Plantarum. Cada tomo fue impreso en la Casa Kraft, con una tirada de mil quinientos ejemplares en rústica de papel offset Elot Hanson, numerados en arábigos, y cien en papel Gramercy Bond (edición de lujo para bibliógrafos), numerados en romanos. La exquisitez del proyecto editorial requirió un entrenamiento especializado de los miembros de la Fundación para el personal de la imprenta, de alrededor de siete meses. El periódico La Gaceta de Tucumán, en ocasión del lanzamiento de la obra, señaló que se trataba de “un verdadero alarde técnico, desde el doble punto de vista de la ciencia botánica y desde las artes gráficas nacionales” (18 de noviembre de 1945).