Ensayo

Elecciones 2023: PASO en Santa Fe


Nuevas fuerzas, nuevas caras

La foto de unidad de Juntos por el Cambio que tanto se anhelaba no fue posible en Santa Fe: Losada reconoció la derrota sin la presencia de Bullrich y el triunfo de Pullaro fue capitalizado por el sector de Rodríguez Larreta y Lousteau. Sin Lifschitz, el socialismo perdió protagonismo y votos en la alianza del Frente de Frentes. El actual gobernador Perotti —que no podía reelegir— fue por la Cámara de Diputados Provincial como lugar seguro para comandar el partido y fue el precandidato individualmente más votado. Javkin, intendente de Rosario, ganó la interna del frente Unidos para Cambiar Santa Fe y buscará la reelección el 10 de septiembre. “En una ciudad y una provincia jaqueada por la inseguridad y la narcoviolencia, no deja de ser paradójico que los mandatarios a cargo de estas jurisdicciones reciban un espaldarazo a sus gestiones”, escribe Silvina Tamous.

La foto de unidad de Juntos por el Cambio que tanto se anhelaba no fue posible en Santa Fe. La campaña salvaje que encabezó Carolina Losada, con el apoyo de Patricia Bullrich, en la que acusaba a su oponente Maximiliano Pullaro de ser cómplice del narcotráfico generó que la fuerza de la unidad terminara de desarmarse. El triunfo de Pullaro, que duplicó los números del peronismo, fue capitalizado sólo por el eje de Horacio Rodríguez Larreta que viajó a Rosario junto con Martín Lousteau y Gerardo Morales. Una victoria necesaria para ese sector que proviene del radicalismo y que no aparecía entre los favoritos.

Federico Angelini, presidente interino del PRO a nivel nacional y precandidato a vice de Losada, no pudo convencer a la ex panelista ni a Bullrich de llegar al búnker ganador para sacar una foto de unidad que dijera algo así como “ni vencedores ni vencidos”.

Toda la campaña estuvo atravesada por el problema del narcotráfico. Es que el Departamento Rosario terminó el año 2022 con 288 homicidios, lo que arroja una tasa 22 cada 100 mil habitantes y cuadriplica la media nacional. Pero si bien este es el problema más grave, no parece reflejarse en la elección de los votantes.

En la provincia de Santa Fe no hay reelección a gobernador. El actual mandatario, Omar Perotti, se convirtió en el candidato a diputado provincial individualmente más votado. De todos modos, la suma de los candidatos del opositor Frente de Frentes le ganaba en las PASO. Y Pablo Javkin, actual intendente de Rosario, no sólo ganaba la interna del frente Unidos para Cambiar Santa Fe sino que también era el político con más votos en su categoría. En una ciudad y una provincia jaqueada por la inseguridad y la narcoviolencia, no deja de ser paradójico que los mandatarios que están a cargo de estas jurisdicciones reciban un espaldarazo a sus gestiones, que a la vez estuvieron marcadas por crisis como la pandemia y la sequía, ajenas a sus aptitudes como dirigentes.

Las cabezas que asoman como líderes

Miguel Lifschitz era el candidato más popular en la provincia. Referente del Socialismo, el partido que históricamente ocupó la intendencia y durante 12 años la gobernación, fue dos veces intendente, una vez gobernador y por último diputado provincial. Encabezaba una fuerza opositora que ordenaba. Pero su muerte en plena pandemia desarmó el partido que terminó aliándose con Cambiemos y el escenario de tercios que habitualmente se vivía en Santa Fe es ahora una elección polarizada entre el peronismo y Juntos por el Cambio.

De estas PASO asoman dos líderes que pueden llegar a construir a futuro. El primero es Maximiliano Pullaro, que si bien proviene del radicalismo fue ministro de Seguridad de Lifschitz y ahora peleó la interna con Losada. Fue el hombre fuerte en la gobernación del socialista. Asumió como ministro de Seguridad y en esos cuatro años bajó la tasa de homicidios. El dinero invertido en su cartera fue alto, pero también en políticas sociales como el Plan Abre, que intervenía y mejoraba los barrios más postergados y el Nueva Oportunidad, un proyecto titánico que se fue ampliando y trabajaba con jóvenes dándoles herramientas, contención y futuro. Ambos desaparecieron de la manera en la que fueron concebidos cuando terminó el gobierno de Lifschitz.

Pullaro ocupó después una banca como diputado provincial, desde donde se rearmó tras la muerte de su mentor y logró su candidatura a gobernador. Con un tono calmo y sereno no replicó públicamente las agresiones que recibía de Bullrich y Losada y sólo mostró los contrastes de la candidata comenzó caminando la provincia de su mano.

Campaña salvaje

La feroz pelea en la interna de Juntos por el Cambio fue la gran protagonista el último mes. Losada, que nunca se bajó del rol de panelista de Intratables a la hora de afrontar la campaña, acusó a Pullaro de mantener vínculos con el narcotráfico. “No voy a convocar a ninguna persona que haya tenido o tenga vínculos con el narcotráfico. Voy a convocar a todo el sector, en mi gobierno quiero ir hasta el hueso contra el narcotráfico y hay que tener las manos limpias y no tener muertos en el placard”, dijo la periodista, sin pensar en la posibilidad siquiera de perder la interna. La candidata desempolvó audios obtenidos a través de escuchas legales que captaron diálogos entre Pullaro y el exjefe de la División Inteligencia de la Dirección de Prevención y Control de Adicciones, Alejandro Druetta, a quien la Sala IV de la Cámara Federal le ratificó una condena a diez años de prisión como partícipe necesario del delito de tráfico de estupefacientes. Losada obtuvo el respaldo de Patricia Bullrich y Mauricio Macri, que le dieron a la interna santafesina un cariz nacional.

La pelea también tuvo su costado judicial. Losada denunció en el Tribunal Electoral Provincial una “campaña sucia” y Pullaro querelló a responsables de páginas web por la publicación de supuestas “fake news”.

La pelea en el peronismo

En las últimas elecciones a gobernador, en 2019, un peronismo unido le arrebataba la provincia al Socialismo después de 12 años. Fue el mismo año en el que Alberto Fernández recuperaba la presidencia y el mensaje de unidad, de candidatos únicos, fue la fórmula con la que se logró el éxito electoral. Pero esa unión duró poco. En Santa Fe, casi a la par que se desarrollaba la pandemia, los ministros que venían de otros sectores del peronismo salían eyectados del gobierno, y la unión que mantenía con los senadores provinciales peronistas se quebró cuando el ministro de Seguridad Marcelo Sain acusó al senador del departamento San Lorenzo Armando Traferri, principal socio de Perotti, de hacerse de dinero del juego clandestino para la campaña. La causa se judicializó y el peronismo santafesino se quebró.

Como no podía ir por la reelección, Perotti apuntó ahora todos los cañones a un lugar seguro desde donde comandar el partido: la Cámara de Diputados provincial. Es que el sistema que rige en Santa Fe determina que el ganador se queda con 28 de los 50 lugares en disputa. Ninguno de los candidatos del riñón del gobernador lograba medir lo suficiente para enfrentar una interna, por lo que se inició una negociación que terminó a último momento potenciando como propio al candidato que más medía: Marcelo Lewandowski. Pese a que era su candidato, la mayoría de la publicidad callejera apuntaba a la obra pública de Perotti, mientras que Lewandoski solo aparecía en redes. Lo que dejó en claro que el acuerdo de unidad no era tal. La performance de Perotti fue buena; obtuvo la mayor cantidad de votos como candidato a diputado, pero su frente no logró los votos necesarios para superar a la suma de los candidatos del Frente de Frentes. Como viene ocurriendo en todas las elecciones provinciales, el peronismo fragmentado no tiene posibilidades.

La intención de Perotti de asegurar la Cámara de Diputados no es nueva. Ya lo hicieron sus antecesores Antonio Bonfatti y Miguel Lifschitz, quienes al finalizar sus mandatos presidieron la Cámara baja de la Legislatura.

Rosario sin miedo

El segundo de esos líderes con posibilidad de construcción es Juan Monteverde, que viene de una construcción diferente, formada por jóvenes que desde hace 15 años caminan el territorio y que la mayoría no llega a los 40 años. Una verdadera nueva experiencia que se consolidó en la zona más pobre de Nuevo Alberdi, en el norte de la ciudad, y que va a creciendo con otra propuesta de trabajo diferente a la de los partidos convencionales. Fue una de las principales novedades de los comicios: jugó y ganó en la interna del peronismo con su partido Ciudad Futura y con la propuesta “Rosario sin Miedo". Un movimiento compuesto por jóvenes que ahora asumen el desafío de jugar con buena parte del peronismo para competir por la ciudad.

Monteverde recordó que su convocatoria en alianza con el Movimiento Evita es un llamado a toda la sociedad, a “unirnos”, a poner el principal problema de la ciudad en el centro. “Rosario sin miedo no es un slogan de campaña, es una convocatoria a ese llamado. Y la gente respondió desde la política votándonos y hoy creo que nace un movimiento ciudadano”, sostuvo.

Y llamó a militar con miras a los comicios generales del 10 de septiembre para “tener la Rosario que nos merecemos y poder vivir en tranquilidad”, un tópico caro a la historia reciente de la ciudad.

El búnker de Monteverde fue una verdadera fiesta: música y baile hasta entrada la madrugada. Si bien su fuerza lleva ya 15 años, representa una nueva forma de hacer política. Lograron antes de llegar al Concejo, donde actualmente ocupan cinco bancas, una ordenanza que prohibió la instalación de barrios cerrados en Rosario. Y el año pasado trabajaron en un proyecto integral en Nuevo Alberdi —donde tienen un tambo, fabrican quesos y dulce de leche— de viviendas para todos los sectores para evitar la especulación inmobiliaria.

Cuando murió Néstor Kirchner se acercaron a ese peronismo. Militaron fuerte a favor de Daniel Scioli para que Mauricio Macri no fuese presidente y este año trabajan junto a Juan Grabois. La propuesta de unir esas fuerzas territoriales del peronismo determinaron que el primer acuerdo fuese con el Movimiento Evita y, después, enfrentarse a una interna con Roberto Sukerman, un hombre que proviene del sector de Agustín Rossi y en el 2019 perdió contra Pablo Javkin por un punto.

Fotografía: Franco Trovato Fuoco  

¿Se pueden nacionalizar las PASO santafesinas?

No es posible mirar el futuro nacional con los resultados santafesinos, ni en el peronismo ni en la oposición. La campaña agresiva que se montó en Santa Fe por parte de Carolina Losada no gustó. La presencia de Patricia Bullrich tampoco sumó. La gran diferencia de votos con Pullaro en la interna de Unidos para Cambiar Santa Fe comenzó a verse en el inicio de la campaña, cuando los votantes se enteraron que Losada vivía en Nordelta y solo se mudaría a Santa Fe si ganaba las elecciones.

Por otro lado, el peronismo fragmentado nunca ganó las elecciones. Fueron cuatro años de romper y dividir por parte del gobierno de Omar Perotti que, desde que asumió como gobernador, se dedicó a marcar diferencias. Llegó a armar una lista de candidatos a diputados sólo con los más cercanos. Hasta la vicegobernadora, Alejandra Rodenas, fue su adversaria con una lista apadrinada por La Cámpora. Ese escenario no puede pensarse a nivel nacional. Tanta torpeza aparece hasta ahora como un patrimonio local, en ambos casos, destinados a perder.

Fotos: Télam