Crónica

La Plata, cinco años después


Inundación no es lo mismo que tragedia

El principal desafío que enfrenta la sociedad platense y sus próximos administradores es tener presente su condición de ciudad inundable. A cinco años de la peor inundación ocurrida en Argentina, un periodista y un ingeniero hidráulico analizaron las obras en curso, las que no se hicieron, el desarrollo de la ciudad y sus distorsiones, las investigaciones académicas que precisan qué hacer para que la tragedia no se repita. Un fragmento de “Genealogía de una tragedia” (Editorial Marea).

Foto de portada: Sub Cooperativa de fotógrafos

Faltaban tres días para la renovación de las autoridades comunales en 2015 y, en un hecho casi sin precedentes en la ciudad, cinco de los seis candidatos a intendente de La Plata se reunieron para firmar un acta que los comprometía con un mismo objetivo: reconstruir la ciudad y resolver el recurrente problema de las inundaciones y sus trágicas consecuencias.

 

La cita fue acordada frente a la puerta de acceso al Teatro del Lago Martín Fierro, echado al abandono y clausurado definitivamente un año antes, luego de la trágica muerte de un obrero de la construcción identificado como Julio César Carballo. “Esta es la muestra fiel de la desidia, corrupción y abandono por parte del gobierno municipal y provincial”, indicaron los organizadores al explicar el lugar elegido para el evento.

 

Convocados por vecinos, artistas y familiares de víctimas de la inundación de 2013, los aspirantes a gobernar la ciudad acordaron trabajar contra el deterioro urbano a la vez que rubricaron un documento vinculado con la inundación en el que se comprometieron a una serie de cuestiones bien específicas: dilucidar “el verdadero número de fallecidos y sus identidades”; apoyar la acción de la Justicia; desarrollar un “plan de alerta temprana y contingencia” con la participación de los vecinos; concretar las obras de infraestructura necesarias y asistir a la población afectada en la tragedia del 2 de abril. Firmaron Julio César Garro, de Cambiemos; José Ramón Arteaga, de Unidos por una Nueva Argentina; Gastón Crespo, de Progresistas; Luana Simioni, por el Frente de Izquierda y los Trabajadores; y Leandro Amoretti, de Patria Grande.

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Foto: AgLaPlata

Pese a que era el tramo final y más álgido de la campaña electoral, aquel jueves 22 de octubre de 2015, en ese acto sobrio, sencillo, no se movieron los aparatos partidarios ni los aplaudidores de ocasión; apenas se hicieron presentes los organizadores y un puñado de periodistas que registró el acontecimiento. En un gesto de civilidad poco usual, los postulantes se saludaron con cordialidad, se expresaron respeto y, hasta en algunos casos, afecto. Conscientes de la trascendencia simbólica del compromiso, estamparon su firma en el acta en medio de un silencio circunspecto, huérfano de consignas y declaraciones.

 

El único candidato que eludió la cita fue el intendente Pablo Bruera. El intendente de la inundación de 2013, que buscaba ser reelecto por segunda vez. Aquella mañana se había publicado en El Día una de las pocas entrevistas que Bruera brindó durante la campaña electoral, donde garantizó la terminación de las obras hidráulicas encaradas por la provincia. Intencionalmente, el artículo omitió mencionar la palabra inundación.

 

Una vez concluida la firma, en la foto del grupo no faltaron abrazos y sonrisas. Un escenario distendido que trajo una fugaz reminiscencia de aquella solidaridad que envolvió a La Plata tras la tragedia.

 

El domingo siguiente a la firma del acta-compromiso, Garro fue consagrado en las urnas como intendente de La Plata. Aventajó por más de 12 puntos –unos 50 000 sufragios– a Bruera y, de ese modo, rompió la dilatada hegemonía del peronismo que gobernaba la ciudad desde 1991.

 

En la mañana del 9 de diciembre de 2015, al asumir el cargo en el recinto del Concejo Deliberante el dirigente de Cambiemos pidió “perdón” a los platenses por lo ocurrido los días 2 y 3 de abril de 2013 y se comprometió ante los ediles y la comunidad toda a dedicarse con respeto al doloroso tema de las inundaciones en el distrito.

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Foto: Enrique Marcarian

(…) “No quiero mentirles a los platenses, pero los vecinos encontrarán un municipio que hará todo lo posible para que la inundación no vuelva a suceder. No puedo prometer que si llueve como llovió el 2 de abril de 2013 no volverá a ocurrir lo que ocurrió”, señaló el dirigente de Cambiemos al asumir.

 

En ese sentido, Garro también convocó a desarrollar un trabajo conjunto con la Universidad Nacional de La Plata, aportando proyectos y recomendaciones para el “crecimiento planificado de la ciudad”. Una de las primeras iniciativas quedó en manos del designado secretario de Obras Públicas del municipio, Ramiro Isidro Colombo. Convocado el Laboratorio de Hidrología del Departamento de Hidráulica de la Facultad de Ingeniería, se pusieron a trabajar para lograr un comité permanente de asesoramiento y consulta ciudadana con el cual el municipio avanzara en las medidas que claramente eran de su alcance: la prevención, la organización de la emergencia y la reconstrucción/adaptación de los sectores inundables más críticos.

 

En los últimos días de enero de 2016, se logró convocar a gran parte de los representantes de las asambleas barriales y fuerzas vivas de la ciudad en las instalaciones de Defensa Civil del municipio. Todos adhirieron, con mayor o menor entusiasmo, a la creación de un foro para seguir y abordar de un modo constante el delicado asunto. Luego de un par de meses, Colombo y sus estrechos colaboradores, Juan Ignacio Rucci, María Corina Puppo y Pablo Rojas, obtuvieron el compromiso del intendente de hacer el lanzamiento formal de ese espacio de trabajo. Los vecinos más comprometidos en aportar eran Hugo Gutiérrez Pon, Luciano Pugliese, Silvia Rodríguez, José Rusconi, Alejandro Albano, Carlos Franchimont, Jorge Enrique, Darío Colautti, Olga Barrionuevo, Miguel Ángel Ungaro, Héctor Gigante, Alicia Ledesma, María Soledad Olbeyra, Victoria Ramos, María Cecilia Urrutia, Ethel Graciela Prioretti, Marta F. Pintos, Alejandra Hernández, Cintia Ríos, Roberto Olivera, Graciela Ungaro, Nelly Lombardi, Yolanda Bustillo, Dora Benedetti, Daniela Rojas y Enrique J. Safar, entre otros. Acordaron formar tres mesas de trabajo dedicadas a “Medidas de prevención, alerta y organización de respuesta a la emergencia”, coordinada por el ingeniero Pablo Romanazzi y el titular de la recientemente creada Subsecretaría de Gestión del Riesgo, Fernando Carlos; “Gestión interinstitucional y planificación territorial”, coordinada por Pablo Rojas e Ignacio Jorge Marciano; “Obras hidráulicas, seguimiento y propuesta de nuevas medidas estructurales”, coordinada por el ingeniero Juan Rucci.

 

Con toda la pompa, en la tarde del 1º de marzo, Garro presentó en sociedad en el Salón Dorado de la Municipalidad el Foro Permanente de Prevención, Respuesta y Obras para Situaciones de Emergencia por Inundaciones en el Partido de La Plata o, como se lo llamó comúnmente, “Foro por las Inundaciones”.

 

(…) En la reunión estaba presente el presidente de la UNLP, Raúl Perdomo, quien, junto al intendente, recibió la crítica punzante de Gabriel Colautti, por entonces titular de AFAVI, una las asociaciones de familiares de las víctimas fatales de la inundación.

 

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El Foro por las Inundaciones fue apenas un ensayo efímero que tuvo un nombre casi más extenso que su propia existencia. Ocurre que no todo el equipo municipal compartía el compromiso expresado por el jefe de gobierno en el discurso de su lanzamiento. La jefa de Gabinete de la comuna, Natalia Inés Vallejos, había advertido al secretario Colombo que el Foro nunca iba a conseguir un efectivo apoyo institucional del municipio y que debía desactivarlo cuanto antes, ya que perjudicaba la necesaria autonomía de decisiones que, según la funcionaria, debían conservar las autoridades. En la misma línea estaba el secretario de Seguridad Ciudadana, Daniel Piqué. Para el comisario retirado de la policía bonaerense el funcionamiento del foro afectaba cuestiones de “organicidad” que lo transformaban en una amenaza para la aplicación de las medidas que se encontraba implementando en su área.

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Foto: Alejandro Dinamarca

Al participar de una de las pocas convocatorias del Foro por las Inundaciones, el ingeniero Miguel Ungaro recibió de manos de una vecina una carta manuscrita fechada el 26 de abril de 1911. La misiva remite a un pasado repetido que se ha llevado vivencias, recuerdos, afectos y que nos condena, sin escapatoria, a una justa, necesaria y perpetua memoria. En el papel amarillento y ajado que el profesional conserva se lee: “Por la prensa verán la gran inundación de La Plata y todos sus alrededores, pero nosotros felizmente lo pasamos bien, tomamos medidas con tiempo, tapamos el albañal y abrimos la cámara de la cloaca. Hacía unos días nos habían arreglado en el patio el desagüe, así que no entró nada de barro ni agua, pero nosotros por si acaso nos fuimos a dormir arriba y lo pasamos lo más bien aunque nos daba miedo sentir la lluvia. Estuvimos levantados hasta las nueve y media, la calle era un mar. En muchas partes de la ciudad se ocasionaron perjuicios de consideración y en otras casas tenían el agua a media pierna. En lo de Rosa no más se fueron al fondo de una piecita que tienen en la casa ya que tenían todo inundado”.

 

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El 13 de febrero de 2016, Garro enfrentó su primer desafío hidrometeorológico de su gobierno. El pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional anunciaba un fuerte y sostenido chaparrón en la misma noche en la que se presentaba en el Estadio Ciudad de La Plata, el legendario grupo británico Rolling Stones.

 

En los días previos al show, cuando el pronóstico climático se iba afinando, las autoridades locales analizaron la situación y consultaron alternativas con funcionarios provinciales y expertos en cuestiones hidráulicas. Desoyendo las sugerencias, el operativo montado por Piqué con la colaboración de Vallejos desestimó que el estadio se encontrara erigido en una de las zonas inundables de la ciudad. Sin esa previsión, se dispuso que el área principal de estacionamiento estuviera en las inmediaciones del club de rugby Los Tilos, a escasos metros de uno de los márgenes del curso del arroyo Del Gato y que la principal vía de acceso y posterior salida peatonal fuera la avenida 532 desde 25 a 13, tramo que, a la altura de la calle 20, registra históricamente grandes anegamientos.

 

Los rostros de los responsables del operativo empalidecieron cuando los expertos de la UNLP exhibieron el mapa de la simulación de los efectos que podría causar la tormenta en ciernes en el área adyacente al lugar del concierto. Se especuló entonces con la posibilidad de una suspensión o un cambio de horario, cosa que complicaría los planes de los asistentes, pero, sobre todo, los acuerdos contractuales con la banda liderada por Mick Jagger. Hasta se llegó a barajar una impracticable extensión del espectáculo con otras bandas como soporte o elaborar un dispositivo extraordinario de evacuación del estadio. Finalmente se decidió montar un operativo disimulado, sin alertar a los asistentes. La lluvia comenzó cuando los músicos de la agrupación La Beriso promediaban su rol como teloneros. La tormenta arreció sobre los 50.000 fanáticos durante todo el concierto brindado por los ingleses. Finalmente, la intensidad menguó notoriamente cuando el público debía desconcentrarse. Esa vez, a los platenses los ayudó la suerte.

 

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Meses más tarde, después de tres reuniones de comisión y dos encuentros plenarios con un intenso trabajo entre vecinos, funcionarios de la Secretaría de Obras Públicas y de la planificación municipal, especialistas de la UNLP y delegados de los centros de profesionales de ingeniería y arquitectura, el Foro dejó de convocarse y literalmente desapareció. En ese corto tránsito, se recibieron valiosos aportes de información y propuestas, pero también reiteradas advertencias desde la municipalidad que mostraban su desacuerdo con la idea de establecer como punto de partida un reconocimiento público de que La Plata es una ciudad inundable. Esos mismos planteos consideraban inconveniente que se avanzara en la divulgación de los mapas de inundación, argumentando que se vería dañada la actividad inmobiliaria o el turismo de la ciudad. Ajeno a estas discusiones, el mercado inmobiliario local sigue incluyendo en su oferta de alquiler viviendas en zonas peligrosamente inundables, especialmente dirigidas a estudiantes que se acercan a las facultades platenses sin conocer el riesgo y atraídos por los convenientes precios.

El 29 de julio de 2016, Garro pidió la renuncia a Colombo por no abocarse a lo que consideraba prioritario para La Plata: el bacheo de sus calles y la mejora de las luminarias. Habían transcurrido apenas cinco meses desde la creación del Foro “permanente” cuando se hizo evidente que las inundaciones pasaban nuevamente a un segundo plano.

 

Para entonces, el avance del plan de obras hidráulicas impulsado después de la catástrofe se había vuelto una verdadera incógnita para la población. Si bien los trabajos habían comenzado con un fuerte envión, sobre el final de la gestión del kirchnerismo se evidenció un aletargamiento de las acciones que se parecía más a una parálisis. Para el momento del recambio gubernamental se estimó que los trabajos se habían ejecutado en un 35 a 40 %.

 

Frente a las dudas vecinales, el por entonces titular de la Comisión Bicameral de Seguimiento de las Obras Hidráulicas, el senador platense Luciano Martini, informó que al 1° de septiembre de 2015 el nivel de ejecución presupuestario era de 1.048 millones de pesos. Los trabajos habían sido impulsados a partir de que el 11 de julio de 2014 la Legislatura bonaerense convirtió en ley (Nº 14 527) el permiso pedido por el Poder Ejecutivo provincial para endeudarse por 1.973 millones de pesos con el fin de llevar adelante las obras hidráulicas para enfrentar las recurrentes inundaciones en el distrito. La aprobación de la medida fue acompañada con una tormenta que regó toda el área metropolitana y fue suficiente como para anegar diversas zonas de la ciudad, en especial los barrios Villa Elvira y El Carmen, donde al menos diez familias debieron ser evacuadas. El proyecto, que había sido girado por el gobernador Daniel Scioli, previó la creación de una comisión bicameral integrada por cinco senadores y cinco diputados, responsable del seguimiento del buen uso de los fondos destinados a reparar la infraestructura destruida durante la inundación, realizar obras, contratar maquinarias o adoptar otras medidas necesarias para “mitigar futuros daños que pudieran producirse como consecuencia de intensas lluvias”. Las tareas debían responder a un plan integral de saneamiento de las cuencas del Gran La Plata enumeradas puntillosamente en el anexo de la norma.

 

El plan encarado por la Dirección de Saneamiento y Obras Hidráulicas del Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos bonaerense apuntó a un sistema que soportara una recurrencia mucho mayor, o sea, el tiempo esperado entre dos sucesos de baja probabilidad. Esta dependencia es desde entonces la encargada de llevar a cabo las licitaciones, monitorear y pagar las obras. A fines de septiembre del mismo año, la Legislatura aprobó un nuevo endeudamiento, esta vez de 1.185 millones, para posibilitar el segundo tramo del plan de obras.

 

En marzo de 2016, el fallecimiento de Martini, aquejado de cáncer, dejó la comisión en stand by y recién se reactivó en julio cuando quedó presidida por el senador Gabriel Monzó, legislador por Cambiemos. Integraron el cuerpo la vicepresidenta, la diputada Valeria Amendolara, y el secretario, el diputado Juan Cocino. En tanto, los vocales eran los senadores Juan Pablo Allan, Elena Pilar Ayllon, Hernán Albisu y Patricio García; y los diputados Diego Alejandro Rovella, Juan José Amondarain y Gustavo Gabriel Di Marzio, todos platenses o radicados en la capital provincial.

 

En la reunión constitutiva, celebrada en el salón Tomás Moro de la Cámara Alta provincial el 4 de julio, el senador García propuso designar el plan de obras con el nombre de Luciano Martini, en homenaje al primer titular de la Comisión.

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Foto: M.A.F.I.A.

Al día siguiente, el mismo Senado fue sede para la presentación del informe de los denominados Proyectos de Investigación Orientados, una iniciativa surgida en 2014 a partir de una alianza entre la UNLP y el CONICET en el que intervinieron unos 250 profesionales coordinados en cinco proyectos que, de manera interdisciplinaria, abordaron la problemática de la emergencia hídrica declarada en el Gran La Plata. La convocatoria, surgida tras la trágica inundación, apuntó a buscar soluciones conjuntas desde el conocimiento científico y a partir de un interrogante: ¿por qué nos inundamos? Las conclusiones del trabajo fueron expuestas aquel día por la directora del Centro de Investigaciones del Medio Ambiente de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata, Alicia Ronco, que coordinó una de las líneas de trabajo.

 

Entre los principales puntos que se desprenden de lo estudiado la profesional destacó “la ocupación sobre las márgenes de arroyos, espacios que de por sí son críticos porque se inundan y no tienen servicios, entonces proliferan la basura y las conexiones cloacales clandestinas”. También se mencionó como factor clave “la pérdida de infiltración por impermeabilización de suelos en la región” debido tanto a las construcciones civiles en el casco urbano como a los invernáculos en zona productiva. “El crecimiento de la urbanización –explicó– hace que cada vez nos vayamos extendiendo hacia la planicie de inundación del Río de la Plata, que en realidad es un humedal costero, y de esa manera perdemos todo lo que como ambiente natural nos puede proveer: escurrimiento de agua, procesos de infiltración y servicios ecosistémicos”.

 

Los investigadores trabajaron por zonas en La Plata, Berisso y Ensenada. Precisamente, entre las conclusiones presentadas puede leerse acerca de las diferencias culturales y prácticas entre los distritos en cuanto al manejo de una emergencia hídrica. Las dos últimas ciudades, donde el 2 de abril de 2013 no hubo víctimas fatales, demostraron estar preparadas adecuadamente para poner en marcha un plan de contingencia. Todo esto referido a que son poblaciones asentadas en la planicie baja costera y por ende reciben con frecuencia el embate del Río de La Plata cuando crece por sudestada.

 

Otros puntos críticos señalados tienen que ver con el cuidado de los espacios verdes y la tala de árboles, teniendo en cuenta el papel que cumplen sus copas como reservorios de agua durante las lluvias, y también el deterioro de los cuerpos superficiales. “Se han perdido de vista las propiedades de un río o un arroyo, y todo lo que nos brindan a nivel visual, turístico, recreativo y ambiental”, puntualizó Ronco. Y continuó: “Son características que se tienen que mantener aunque atraviesen una ciudad. No tenemos por qué acostumbrarnos a algo que está mal”. Además, de acuerdo con las distintas especialidades involucradas, se hicieron estudios relacionados con la salud, especialmente con habitantes de barrios vulnerables.

 

En el desarrollo de los proyectos, asimismo, se incorporaron tres nuevas estaciones meteorológicas, generando una red con las existentes. La información se transmite en tiempo real al Observatorio de la UNLP.

 

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Los reclamos por conocer la situación de las obras derivaron a la Justicia. Integrantes de la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Tolosa y Asamblea Vecinal Castelli-San Martín presentaron una demanda que recayó en el Juzgado Civil y Comercial N° 19, a cargo de María Cecilia Tanco. Requirieron conocer los estudios de impacto de las obras que sustentan los proyectos en marcha. Se trata de modelos que permiten estimar la afectación frente a lluvias de distinto tipo e intensidad, que incluyen datos sobre alturas, caudales, velocidades y circuitos del agua. En octubre de 2016, Tanco ordenó al gobierno bonaerense informar sobre el estado de avance de las obras hidráulicas. Finalmente, la medida, apelada por el gobierno, que alegó haber informado oportunamente sobre el asunto, no se hizo efectiva. “Nunca supimos y nadie nos respondió sobre qué pasaría si lloviera lo del 2 de abril, qué mejoraría con estas obras”, replicó Luciano Pugliese, miembro de la Asamblea de Autoconvocados de Tolosa, que integra el colectivo de asambleas que impulsó la causa por información que continuó guardada bajo siete llaves.

 

En los días de finalización de este libro, las obras hidráulicas de mejora del desagüe troncal del arroyo Del Gato se encuentran en un estado de avance significativo. En enero de 2018, al visitar a una vecina inundada en 2013, la gobernadora María Eugenia Vidal, de Cambiemos, prometió la finalización de las obras para fin de año. Como se ha divulgado en muchas oportunidades, los expertos al simular escenarios posibles les adjudican a estas obras un rol fundamental ante la repetición de un evento extremo como el de 2013: estas obras, que no han sido dimensionadas para ese nivel de exigencia, son capaces de evacuar las aguas en aproximadamente la mitad de tiempo en las zonas con los niveles más peligrosos de inundación. En otras palabras, no se evita la inundación, pero se reduce su tiempo de residencia o permanencia en superficie.

 

La verdadera contribución de las obras troncales se producirá cuando se conecten sus aliviadores y el sistema funcione con un buen mantenimiento y limpieza de sus principales vías de conducción. A pesar de lo costoso y complicado por el tiempo que demanda su implementación, las obras de desagüe pluvial solo sirven para atender un conjunto bastante pequeño de tormentas del total del universo posible de ocurrir en cualquier momento. Aun así, su materialización es absolutamente necesaria y útil si se entiende que es una parte de la solución para poder reducir a un mínimo la ocurrencia de un desastre. Los otros componentes que complementan a las obras hidráulicas de desagüe son las medidas de prevención y alerta, por un lado, sumadas a las etapas de adaptación que debe encararse en el partido en aquellas zonas críticas más vulnerables, por otro.

Existen estudios que demuestran que lo peor aún no ha ocurrido en la vertical de La Plata. La serie histórica de los días más lluviosos desde que se tiene registro permite estimar aproximadamente un techo de precipitación extrema de 500 milímetros en un día, es decir, que el evento del 2 de abril de 2013 estaría en un nivel de aproximadamente un 78 % de lo peor que puede ocurrir, al menos desde lo que determinan los datos disponibles.

 

El principal desafío que enfrenta la sociedad platense y sus próximos administradores es tener presente su condición de ciudad inundable, para luego trabajar intensamente con las medidas de prevención, los sistemas de alerta y el fortalecimiento de la preparación de la población más vulnerable frente a estas amenazas de precipitaciones severas. Y tal vez en conjunto con la preparación necesaria para otro tipo de amenazas (naturales y antropogénicas) se pueda lograr bajar a un mínimo el riesgo de desastres.

 

Con un trabajo eficiente y a largo plazo, La Plata podría adquirir un nuevo carácter de ciudad adaptada a la inundación. Esto podría difundirse como ejemplo y como una oportunidad de valorizar lo logrado induciendo a un crecimiento organizado y planificado, a una urbe mejor cuidada y atractiva para los visitantes o para aquellos que se sumen a sus actividades administrativas y universitarias.

Negando el problema real de las inundaciones platenses, como aquí queda ampliamente documentado, no se evitan o postergan sus consecuencias, fundamentalmente se pierden oportunidades de mejorar una comunidad y su entorno a futuro.