Ensayo

Los límites del humor zarpado


Cómo evitarse una cachetada

En la entrega de los Oscar, Will Smith subió al escenario y cacheteó a Chris Rock por un chiste que el frontman hizo sobre Jada Smith, su compañera. Malena Pichot mira la escena y piensa en la cultura del “roast”, ese humor que transpira bullying y está legitimado por la industria del espectáculo yanki. Se pregunta por la decadencia del humor zarpado. Y disfruta lo que siente una revancha: la mano de Will cumpliendo el sueño de todes quienes alguna vez se sintieron humillados por chistes que jamás pudieron superar.

Will Smith sube al escenario y le pega una cachetada a Chris Rock porque le cayó mal un chiste que hizo sobre su esposa, Jada Smith. Explotan las redes, como era de esperarse. Afamados comediantes y guionistas como Rob Reiner o Jud Apatow se indignan ante la incapacidad de Will Smith de soportar una broma. Ambos resaltan que lleva más de tres décadas en Hollywood y debería saber manejar las burlas. Katy Griffin se preocupa porque esto comenzará a suceder en los clubes de comedia, ahora cualquiera se subirá a pegarles cuando algo no les guste. Rosie O´Donnell comenta que esta manifestación de masculinidad tóxica es sin lugar a dudas una consecuencia de la era Trump. Pero los civiles, que no se dedican a la industria del entretenimiento, aplauden la actitud de Will. Lo hacen como si proyectaran en esta superestrella millonaria el sueño de cachetear a todas las personas que alguna vez los humillaron con un chiste que jamás pudieron superar, esa pequeña humorada que hace años les hace imaginar escenarios posibles donde finalmente se defienden, en vez de haber tomado la actitud cobarde de sonreír complacientes.

El chiste de Chris Rock fue realmente estúpido y ni siquiera fue zarpado. Entonces, ¿cuál es su valor? ¿Cuál es el límite del humor?

La comedia yanki -que como su cultura, todo lo abarca, penetra y domina- está basada, en gran medida, en una forma de humor llamada Roast (“quemar”, “cocinar a la parrilla”). Su objetivo es burlarse de los defectos o problemas de una persona y desde ahí hacer comedia. Es, básicamente, un bullying legitimado por la industria del espectáculo. Nunca me hizo reir esté género, suele estar asociado a categorías que en general desprecio como “lo zarpado”, “lo fuerte”, “lo bravo”. Todas son características de un tono cuyo único valor no reside en la inteligencia del material sino en el coraje de decir esa barbaridad en voz alta, una barbaridad que no lleva a ningún otro lado que no sea esa barbaridad en sí misma.

En general se considera “zarpados” a los comediantes que reflexionan sobre el status quo o sobre la injusticia social. Para mí no lo son, ya que este estilo no busca escandalizar por escandalizar, sino que tiene el fin de ofrecer otro punto de vista a una realidad fosilizada, muchas veces iluminando una parte de la sociedad invisibilizada. El humor del Roast , en cambio, escandaliza porque sí, su truco reside en el coraje del comediante de pronunciar la grosería y no en la estructura de un chiste que funcione. Con las barbaridades de ese tipo de humor se consigue una reacción siempre: esa es la ventaja. Quizás serán risas incómodas, quizás sonidos de asombro. Pero eso, para un comediante, es mejor que el silencio.

Volviendo a este caso en particular, es importante destacar que el chiste es realmente estúpido y ni siquiera es zarpado. Entonces ¿cuál es su valor? La comparación entre Jada Smith con G.I.Jane porque está rapada es directamente inocente. Pero hay un contexto particular, Jada había hecho declaraciones sobre su lucha contra la alopecia, había manifestado su dolor. ¿Es posible que Chris Rock no haya sabido de este sufrimiento? ¿Lo hizo a sabiendas de esto? ¿Es posible que haya pensado que estaba superado, dado que es también lo que ella dijo? ¿Cuál es el límite del humor? ¿Las enfermedades? ¿Algunas enfermedades?

El límite del humor, como el límite de todo, dependerá del contexto, de saber leer a tu audiencia. Hacer humor con enfermedades no es lo mismo que hacer humor con un enfermo, que está sentado en frente. ¿Es posible que un comediante de 50 años no sepa esto? 

Se puede hacer humor con cualquier cosa, sí, pero no cualquiera puede hacer humor con cualquier cosa. Saber leer el contexto es tener conciencia social.

El límite del humor se aprende de la peor manera, pasándolo cada tanto, pifiando y recalculando. Por eso cuando un comediante con extensa trayectoria cae en este recurso de “lo zarpado” para conseguir una reacción fácil, una instancia propia de los momentos de exploración, pareciera que está dando un manotazo de ahogado para mantenerse vigente. 

El límite del humor es cuando te das cuenta de que no siempre lo mejor es decir cualquier cosa en cualquier lugar. El límite del humor es registrar el contexto, registrándose a una misma también. 

Se puede hacer humor con cualquier cosa, sí, pero no cualquiera puede hacer humor con cualquier cosa. No planteo esto como una manera de perpetuar la moral y las buenas costumbres ni como una alabanza a la corrección política. Pero saber leer el contexto es también tener conciencia social. Es aceptar que hay otra persona que la pasó peor que una en cierto aspecto de la vida, y es esa persona la que tiene la prerrogativa de hacer ese chiste. 

Analizar el contexto y las repercusiones de un chiste es un ejercicio muy doloroso para cualquier comediante o escritor. Somos personas sádicas que haremos lo que sea por un chiste o una historia y jamás escucharemos ninguna exigencia ni de tacto o empatía. Pero en última instancia deberemos saber leer el contexto del chiste que está por suceder, aunque más no sea para no ligarnos una cachetada que si es un poco más abajo de la mandíbula te puede noquear, quizás para siempre.