Ley de cupo laboral travesti - trans


Enorgullecer la política

La reciente aprobación de la Ley de Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgéneros “Diana Sacayán - Lohana Berkins” casi por unanimidad, es el fruto de la lucha histórica del movimiento TTTNB. Ese Montenegro y Pao Raffetta reconstruyen -desde adentro y en primera persona- cómo se llegó a esta normativa de vanguardia que sienta un precedente a nivel global.

Como lo hicimos con la Ley de Identidad de Género en el año 2012, otra vez nos organizamos en defensa nuestros propios intereses y se logró la aprobación de una ley que -hoy podemos decir- es mejor que la suma de sus partes, y que sentó un precedente a nivel global. Casi no hay en el mundo políticas de regulación específica, de similares características, para el acceso a estos derechos por parte de nuestras comunidades travestis, trans* y no binarias.

 

La Ley de Empleo de Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgéneros “Diana Sacayán - Lohana Berkins” aprobada en el Senado con 55 votos a favor, 1 en contra y 6 abstenciones, busca garantizar el trabajo en condiciones formales e igualitarias para personas travestis - trans fijando un cupo mínimo del 1% en los tres poderes del Estado Nacional (como se viene implementando a partir del decreto Nº721/2020 firmado el año pasado por el Presidente Alberto Fernández). La reciente ley además, prevé incentivos por contratación de personas de la comunidad en el sector privado, el acompañamiento para que puedan finalizar sus estudios y el acceso a créditos con tasas diferenciadas para proyectos productivos de personas TTTNB.

El impulso de normativas similares y la incidencia en la toma de decisiones sobre asuntos que nos tocan de cerca, es una de las formas en las que nuestra comunidad, tanto tiempo excluida de la ciudadanía, se apropia de las herramientas del poder para trans-formar nuestras propias vidas.

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Autora: Andrea Nogueira Pasut

Titulo: El Coraje de las Mariposas

Técnica: Latex s/muro 2021

Realizado en el 2° EMUSH / Ushuaia 2021

El proyecto -hoy convertido en ley- se enreda y entreteje en la tradición militante del activismo travesti-trans de intentar cambiar las propias condiciones de vida a través de reformas y modificaciones estructurales de la sociedad. Y debemos remarcar, que este proceso, iniciado con el sueño colectivo de quienes nos precedieron en la militancia, se concretó en medio de una pandemia feroz que nos obligó a reinventarnos, a probar y encontrar nuevas formas y plataformas para hacernos oír. Sin abandonar nunca la calle, nos encontramos en la virtualidad y nos apropiamos de ella, pudiendo expandir nuestros territorios de activismo pese a la imposibilidad de trasladarnos y encontrarnos cara a cara. 

 

A pesar de la violencia cisexista -esa que insiste en las personas cis son más importantes y valiosas que las trans*- que siempre nos acecha, las dificultades y brechas enormecidas por la crisis sanitaria (que profundizó la escandalosa desigualdad preexistente) transitamos el 2020 y llegamos al 2021 con la ley en la mano y la voluntad política para que se apruebe. 

 

Ahora empieza la tarea de lograr que se cumpla. Porque su cumplimiento es indispensable para reducir esta histórica situación de vulnerabilidad a la que fuimos condenadxs.

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¿Cómo llegamos a esta ley y cómo seguimos a partir de ella? Dos preguntas que, también como ejercicio, implican siempre pensar la militancia/el activismo como una herramienta de transformación.

 

Sabemos que las maneras de tejer este tipo de derechos es diversa, no hay una sola forma, no se dan sin tensiones, no se construye sin tener que revisar nuestras propias prácticas. Porque siendo hijas, hijos e hijes del patriarcado heterocis, también nuestras dinámicas internas dan cuenta de eso. Por primera vez, en tres reuniones informativas, previas al dictamen y previas a la sanción de la ley, activistas y militantes travestis, trans* y no binaries de todo el país, de todas las edades y de muy diversos recorridos, pudieron llevar su voz a "la casa de las leyes". Y, para llegar allí hubo que dar muchas discusiones, incluso una que reparó -parcialmente- la invisibilidad histórica que se le ha impuesto a las masculinidades trans* y personas no binarias. 

 

En las dos primeras sesiones informativas, participaron casi exclusivamente travestis y mujeres trans*  -excepto por la presencia de Say Sacayán, hermano de la histórica referente Diana Sacayán- otros varones trans* o personas no binarias no habían sido considerades. 

 

Esa invisibilidad fue revertida con fuertes discusiones al interior de nuestras comunidades y también con el afuera, en los partidos, en los despachos y en múltiples maratónicas reuniones virtuales donde se nos reconociera como destinatarios y actores de esta lucha. Porque, de fondo, la discusión era cómo profundizar las construcciones donde sabemos que no sólo el género da cuenta, de forma acabada, de nuestras precariedades y de las desigualdades que enfrentamos.

 

Y hablar de tejes es hablar de los consensos en las diferencias, porque esta ley se crea a partir de 15 proyectos que buscaban resolver esta cuestión, proyectos de casi todos los signos partidarios, que recogen experiencias y formas de organización de todos los territorios y muchísimas organizaciones sociales, de activismos y militancias que acompañaron. Por ello, fue necesario armar un dictamen de ley que, a la vez que fuera una viable, respondiera a demandas irrenunciables. Como lo fue el famoso artículo 7º -tan objetado por los sectores opositores a este derecho- donde logramos plasmar que la criminalización que el mismo Estado ha impuesto a nuestras identidades y se traduce en antecedentes penales y contravencionales, no puede representar un obstáculo en el ingreso y la permanencia en el trabajo. 

 

Ahí donde el Estado ha dañado, el Estado debe reparar. Y este es un punto de inflexión y de fortalecimiento a esos frágiles consensos que construimos. Desde los activismos y las militancias nos gusta pensar que ese trabajo de rosqueo para llegar al recinto con un dictamen posible, se movió al ritmo de nuestros cantos en la calle, con el taconeo y apapacho militante en los despachos. Gracias a la furia trava-trans, pero también al momento histórico y político que vivimos, en el que nuestros derechos empiezan a ser reconocidos y, paso a paso, lentamente y a los tumbos, parecen empezar a ser garantizados.

 

Las militancias

 

Desde el principio, las acciones tendientes a la aprobación del cupo travesti-trans atravesaron a las militancias LGB-cis y TTT. En un primer momento se vieron algunas caras conocidas de la militancia LGB cis, pero rápidamente se transformó en un activismo liderado por personas trans*. Por supuesto, las tensiones políticas subyacentes se mantuvieron vigentes durante las discusiones, ya fuera durante el análisis de los proyectos presentados, las reuniones de comisión, los debates y reuniones informativas. 

 

En ese contexto, el activismo travesti y transfemenino lideró los reclamos, llevando la voz cantante y llegando a sostener algunas referentes que se necesitaba una ley que contemplara exclusivamente a las mujeres trans y travestis. Fue necesario, por parte del activismo transmasculino, alzar la voz para garantizar que el cupo alcanzara a toda la población travesti, trans* y no binarie, sin discriminación por género. 

 

Los argumentos para la exclusión se basaron en una idea (a todas luces equivocada y con un profundo sesgo cisexista) de que los varones y otras masculinidades trans* y no binarias poseían "privilegios masculinos" que los harían inmerecedores de estas políticas de reparación. Las respuestas no tardaron en llegar. Y, tristemente, la realidad de que esto es una cruel mentira lo demuestra la desaparición de Tehuel de la Torre en marzo de este año o la aparición del cuerpo sin vida de Santiago Cansino, varón trans* adolescente de 14 años desaparecido desde el 16 de mayo de 2017 en Salta, sucesos que se hicieron públicos en paralelo al debate. 

 

Que se desconozcan las desigualdades no implica que estas no existan. Diversas agrupaciones de todo el país se hicieron oír y lograron, por ejemplo, que se agregue una reunión informativa en la Cámara de Diputados para dar voz al activismo transmasculino y no binarie: donde expresaron sus reclamos, necesidades y propuestas. Fue así, que finalmente, en el texto consensuado y posteriormente aprobado se optó por una fórmula que fuera incluyente y abrazadora de las diversas identidades trans*. 

 

Durante el 2020, activistas de distintas agrupaciones e independientes, encararon un proyecto de formación comunitaria, desarrollado en forma colectiva, con una primera instancia de capacitación brindada por asesores de la Comisión "Mujeres y Diversidad", presidida por la Diputada Mónica Macha, que encabezaba los proyectos. 

 

Luego se sumó la participación de diversas organizaciones trans* de todo el país. En julio de 2020 tuvimos una primera actividad,  en la que indagamos sobre el proceso legislativo, el camino de una ley, los pasos formales, las opciones para presentar un proyecto, las comisiones por las que debe pasar, las condiciones necesarias para que una ley se discuta en el recinto, su trajinar por ambas cámaras hasta su aprobación y publicación en el Boletín Oficial.

 

Analizamos los distintos proyectos, comparamos las diversas propuestas, protestamos contra las eternas ausencias (como la extensión del derecho a las identidades transmasculinas y no binaries), similitudes y diferencias entre los distintos proyectos presentados desde el año 2016, sus fortalezas, debilidades y tensiones que subyacen a las distintas presentaciones. El cupo reservado oscilaba entre 0,5% y 5%. Finalmente la ley garantiza el 1%. Grandes debates se abrieron sobre el alcance, si se aplicaría para el sector público, el privado, o ambos. Si se definiría la Autoridad de Aplicación y quién sería, si existiría un registro, si se usaría el nombre propio o el registral para inscribirse, en fin... si serviría a las necesidades de las comunidades trans* o al lustre de partidos, organizaciones y personalidades. Nos preguntábamos si lograríamos consensuar una ley de mínima o estallaríamos como comunidad por las aspiraciones de máxima.

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Autora: Andrea Nogueira Pasut

Titulo: Pao Lin #intergénero #torta #nuclear

Técnica: Oleos/tela 100x150cm 2018

PH: Javier Moscoso C.C. Paco Urondo

Serie: Proyecto IDENTIKIT " La diversidad al desnudo"

 

En un segundo encuentro, nos reunimos activistas de varias agrupaciones de diversos puntos del país: Neuquén, Salta, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Tucumán y del AMBA. Además de poner en común las necesidades y propuestas, desde un punto de vista federal, ese encuentro contó con interpretación simultánea en LSA. Ambas actividades se desarrollaron virtualmente a través de la plataforma libre Jitsi, con la participación y apoyo de compañer*s Piratas y activistas de la Asamblea TTNB y se transmitieron en vivo por Youtube.

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Entre las cosas que se dijeron en ambas cámaras para llegar a esta ley, podemos (y debemos) resaltar algunas cuestiones:

 

Que esa tensión respecto de la invisibilidad que se nos impone, quizás como disciplina, a los varones trans y no binaries, goza de buena salud. Basta repasar las intervenciones de buena parte de las y los legisladorxs en ambas Cámaras, para rastrear el sesgo cisexista a través del que son habladxs buena parte de nuestrxs representantes. Pocxs, muy pocxs, nombraron a varones trans y personas no binaries, porque seguramente aún no se dispusieron a conocernos y escucharnos. 

  

En comparación con otros debates sociales de igual talante, no tan lejanos en el tiempo (basta remontarse a la aprobación del matrimonio igualitario, la ley de identidad de género o el debate por el aborto - y no es casual que todos sean debates referidos a las autonomías sexuales de la ciudadanía-), los discursos de odio fueron minoritarios o casi inexistentes. Quizás porque hemos logrado subir la vara de nuestra democracia, no sin costos, pero podemos pensar que como sociedad hemos avanzado; o porque simplemente algunxs aprendieron que, a veces, les favorece más el silencio que el odio explícito. Los escasos votos opuestos al derecho, buscaron inexistentes excusas técnicas al articulado, que no debatieron a fondo, porque la desigualdad evidente les quitaba todo argumento.

 

Que varixs de lxs legisladorxs dijeron con certeza -quizá asumiendo sin saber o sin identificar como tal-, ¿el privilegio cisexual?- que tomaban la palabra por nosotrxs, porque nuestras voces aun no llegan a esas bancas. Porque nuestras representaciones políticas aún no son del todo abrigadas en nuestros partidos y, por ende, no llegamos a las listas o lo hacemos desde puestos "testimoniales", que no se cristalizan en el acceso a los cargos. Pero los seguimos disputando, a veces con alianzas, a veces sin ellas, pero en una tensión que demanda ser resuelta desde la plena ciudadanía y, para ello, esta ley también achica un paso.

 

Que esta ley no sólo viene a reparar una situación de vulnerabilidad individual y colectiva sobre el acceso al trabajo formal, sino que viene a reconocer la necesidad y la falencia que tiene el estado al no contar entre sus trabajadorxs con personas TTTBN. Este derecho no sólo mejora la calidad de vida de personas TTTNB que ingresan a trabajar al estado, sino que, a la vez, es el Estado el que mejora  al contar con nuestras experiencias, formas de hacer y pensar el mundo, al contar con nosotrxs en las áreas donde se piensan y ejecutan las políticas públicas.

 

Como dijo la Diputada Mónica Macha, Presidenta de la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputadxs en esta sesión histórica: 

 

-Las personas travestis y trans tienen una formación histórica en sus organizaciones y esos saberes que han construido son los que ponemos en valor. Su mirada y su experiencia (...) 

 

A la meritocracia le respondemos con justicia social. El argumento en rigor, es el inverso: “El Estado no está capacitado si no tiene a personas travestis y trans en sus estructuras  (...)”.

 

 

Regulación, implementación y  monitoreo

 

Para hacer estos derechos realidad hará falta la regulación que dicte el Poder Ejecutivo, el presupuesto para su implementación y el monitoreo de su cumplimiento. Sabemos que nuestras miradas comunitarias son imprescindibles para que esta normativa llegue a quienes más lo necesitan. También es fundamental que una vez logrado, se garanticen las políticas necesarias para la permanencia y el progreso en el empleo, previniendo violencias transfóbicas y actitudes cisexistas que son la razón primera y última del desempleo trans* estructural. Estos pasos requieren de la participación, escuchada, respetada y ¡RENTADA! de expertxs trans*. En cada una de esas instancias, debe emplearse personal TTNB, porque las mejores políticas públicas son las que diseñamos comunitariamente. Y sabemos que, parte de este trabajo, también debe ser lograr la adhesión de la totalidad de las provincias y la Ciudad de Buenos Aires -ciudad que históricamente nos ha dado la espalda- para que en esos gobiernos también se transformen los estados.

 

Sin desconocer, la violencia y desigualdad cisexista y transodiante que aún organizan nuestra sociedad. Sin perder por un segundo de vista -ya que la miramos con terror cada vez que enfrentamos el espejo- la paupérrima esperanza de vida de nuestra comunidad y sabiendo que a esas muertes -siempre evitables- se la encuentra, generalmente, habiendo transitado la crueldad cisheteropatriarcal cada día de nuestras vidas. Sin olvidarnos, que aun a nueve años de haber logrado la ley de identidad de género, a diario damos discusiones para que se haga efectivo su cumplimiento. Sabiendo que aún buscamos con vida a Tehuel de la Torre y reclamamos justicia por todas las Dianas y todos los Santiagos. Hemos construido otra herramienta, ya no pensando en destruir la casa del amo. No, porque no buscamos venganza, sino justicia. Por eso tejimos otra herramienta, una para construir otras vidas, otras realidades, otros proyectos y otros sueños. Ahora habrá que militarla, monitorearla y defenderla, porque como dijeron Lohana y Diana y como se escuchó claro y fuerte en las todas plazas: 

 

¡Al calabozo no volvemos nunca más!