Crónica

La juventud militante de la derecha popular


Los Rappi de Milei

Andrés y Juan esperan en una esquina de Lugano la llegada de Milei al club del barrio. Lucia prepara el guiso en un comedor popular de Villa Zabaleta. Una agrupación estudiantil baila al ritmo de La Renga en un acto político donde reivindican la dolarización y la década del noventa. Son jóvenes de sectores medios y bajos que militan en las fuerzas de Libertad Avanza. No viven en Recoleta ni pertenecen a las élites económicas o culturales con las que suelen asociarse las derechas. Ellos son los Rappi de Milei. Apelan al mérito, al trabajo y a la producción para distanciarse de los “vagos que viven del Estado”. ¿Puede la derecha ser popular?

La reconversión

Mientras estudiaba Letras en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Lomas de Zamora, Juan militaba en la agrupación Peronismo Militante en Carlos Spegazzini, Provincia de Buenos Aires. En aquella época, su instagram estaba lleno de fotos con los compañeros en las marchas, con los dedos en V,  o en las reuniones de la agrupación en los barrios. Fue antes de la ley del aborto, antes de la pandemia. Es su pasado K, del que no se avergüenza. Todo lo contrario, forma parte de la historia de su conversión política allá en el 2018, en medio de los debates parlamentarios sobre la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Desde entonces, Juan sigue compartiendo fotos con banderas y en marchas. En sus redes, sigue alzando los dedos pero ahora para formar la letra L, de libertad

Juan se distanció del kirchnerismo progresivamente. Un día discutió con los compañeros que reivindicaban a Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana. Otro, con los que “se comían  el sapo de votar a Daniel Scioli en 2015; el argumento de “el candidato es el proyecto” no le cerraba. Lo acusaron de “poco orgánico”, de “librepensador”. Durante los debates por la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo Juan se reconoció pro-vida y ese fue el punto de quiebre que desató la conversión política, un cambio similar a una conversión religiosa, que lo llevó a dejar atrás un mundo de relaciones políticas. Pero también personales. Se separó de su compañera de militancia K, la madre de  su primera hija.

En esos años, Juan comenzó a leer, al igual que otros congéneres, a un conjunto de influencers. En Nicolás Márquez, que discute los años setenta en Argentina, en Agustín Laje, con la “batalla cultural”, y en Gloria Álvarez, con sus intervenciones en redes para caracterizar al populismo, encontró nuevos marcos para pensar la realidad. Y, aunque Juan no se sentía parte de la derecha, las acusaciones de sus compañeros de militancia y sus nuevos consumos culturales le permitieron poner nombre a ese desplazamiento que llama “derecha popular”. 

Impulsado ahora por las ideas de Javier Milei, Juan volvió a militar en el conurbano y lo hizo en Ezeiza, el mismo distrito al que había llegado de la mano de la rama estudiantil de Peronismo Militante.

¿Puede la derecha ser popular? 

En los actos o locales partidarios de las fuerzas vinculadas con La Libertad Avanza predominan los varones jóvenes de sectores medios y bajos. Liberales, libertarios o de derecha, se reconocen en un principio común: lejos de parecerse a los militantes juveniles que viven en Recoleta, ellos no son los jóvenes chetos del PRO. “Los libertarios somos más picantes, somos como los peronchos del liberalismo”, ironiza una activista. Esta derecha no pertenece a las élites económicas o culturales con las que suele asociarse. 

Impulsado por las ideas de Milei, Juan volvió a militar en el conurbano y lo hizo en Ezeiza, el mismo distrito al que había llegado de la mano de la rama estudiantil de Peronismo Militante.

El término popular genera algunos debates internos. Aunque para muchos reivindica el perfil social de sus adherentes y militantes, para otros, evoca al “populismo", término que utilizan para descalificar al kirchnerismo y a la “izquierda estatista” en general. Precisamente ahí se pone a funcionar la narrativa del mérito y los discursos emprendedores. 

En 2022, el consultor Alejandro Catterberg caracterizó a los votantes de Milei como “los jóvenes varones que trabajan como repartidores de Rappi”. La reacción se viralizó en seguida: #RappideMilei. “Prefiero ser Rappi que un piquetero, #RappideMilei orgulloso”, posteó un joven activista junto con una imagen del casco anaranjado y el bolso térmico a tono. 

Andrés es uno de los fundadores de Pibes Libertarios. A mediados de 2022, renunció a su empleo como administrativo en una oficina pública estatal y empezó a trabajar en una aplicación de reparto, “soy el Rappi de Milei”, dice y sonríe. En el trabajo anterior “no me pagaban bien, los horarios eran una mierda, no había posibilidad de crecimiento y, sí, tenía obra social, pero ¿sabés lo que tengo que esperar para que me den un turno en la obra social?”. Desde hace unos meses Andrés trabaja doce horas por día para llegar a redondear un sueldo parecido al de su trabajo anterior, pero “manejo mis tiempos, soy mi propio jefe, soy más libre y me siento mejor”. 

En los primeros meses  pudo ahorrar para comprarse una moto, pero pocos días después se la robaron: no tuvo más opción que volver a pedalear la bicicleta. 

La figura del que trabaja y se esfuerza está en el corazón de la narrativa meritocrática. Diferencia “planeros”, “ñoquis” o “vagos que viven del Estado” de aquellos que  pedalean para redondear un sueldo. Mérito, trabajo, producción, los tres valores a los que apelan los jóvenes mileístas para colocarse en una posición de superioridad frente a otros cercanos socialmente. 

La gesta heroica 

En junio de 2023, Ramiro Marra lanzó su candidatura a Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por La Libertad Avanza. En la tradicional esquina de  Chilavert y Piedrabuena, en Villa Lugano, se congregaron vecinos curiosos y jóvenes con cabellos teñidos de diferentes colores, camperas de jean o de cuero. Llevaban banderas amarillas en los hombros, algunas con la clásica serpiente libertaria y otras con la insignia Milei 2023 y la inscripción del distrito del que provenían. Esperaban a Javier y a Marra para recorrer las tres cuadras que los separaban del también tradicional club de barrio El Ideal.

El Ideal de Lugano no fue elegido al azar. Es el club en el que Milei desarrolló parte de su carrera futbolística como arquero en un equipo de futsal. Su imagen de pibe de barrio se terminó de delinear entre los abrazos y agradecimientos al director técnico y a algunos de los exintegrantes del equipo. También en Villa Lugano tuvieron lugar las primeras caminatas de quienes hoy son nombrados como la línea fundadora de La Libertad Avanza. 

El encuentro y el recorrido fueron organizados por militantes de la comuna 8, los mismos que se ganaron el crédito político por la performance electoral de las elecciones legislativas de 2021 en los barrios de Villa Soldati, Villa Riachuelo y Villa Lugano. Tal vez por la breve historia de La Libertad Avanza, tal vez por los sorpresivos resultados de aquella elección, las jornadas electorales se recuerdan como “la gesta histórica que llevó por primera vez a un libertario al Congreso Nacional”. 

A lo largo de la caminata encendieron bengalas amarillas y cámaras de los teléfonos celulares. Si lograban sortear la barrera de patovicas que rodeaba a los candidatos, los jóvenes podrían llevarse una foto con “Javi” o con “Ramiro” como souvenir. Entre cánticos contra “la casta”, “los zurdos de mierda” y “Juntos por el Cargo”, Marra se lanzó como candidato en uno de los barrios más empobrecidos de la Ciudad de Buenos Aires. 

Lucía Montenegro forma parte del partido UNITE y es una de las dos mujeres del bloque La Libertad Avanza en la Legislatura porteña. En sus posteos en redes sociales utiliza la consigna ¡por un liberalismo popular! en las fotos y videos que la retratan repartiendo choripanes y revolviendo con una cuchara de mango largo la olla en la que se prepara el guiso en un comedor popular de Villa Zabaleta. Aunque ella vive en Balvanera, una vez por semana va al espacio en el que cocina y también, aclara, come. Porque “hay que dar el ejemplo”. En el mismo local se la ve saltando en medio de un grupo de varones al compás de los bombos y de los cánticos contra la casta. Ellos llevan remeras negras con la cara de un león amarrillo y la inscripción “Milei 2023”.  

Los candidatos cocinan en un local de Zavaleta y caminan por Villa Lugano, generan cercanía con sus simpatizantes. Estos actos y tareas proselitistas que habitualmente realizan otras fuerzas políticas, como el peronismo, en los barrios en tiempos de elecciones también son parte del trabajo político de  las “nuevas derechas". 

Liberalismo desacartonado 

Pibes Libertarios es una agrupación creada en medio de la pandemia como espacio de intercambio de memes políticos en las redes sociales. El grupo se consolidó en las calles durante las manifestaciones contra “la tiranía” de Alberto Fernández y las medidas de regulación de la crisis sanitaria. Militantes de esta y de otras agrupaciones de jóvenes dieron sus primeros pasos en la política a través de esas protestas callejeras. También hay quienes invocan, como memorias de la infancia, la participación en cacerolazos y protestas durante el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. 

La politización de los jóvenes libertarios involucra la movilización, el encuentro y la disputa de las calles. La presencia en esos espacios durante las medidas de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) les dio una visibilidad excepcional en un tiempo en el que otras fuerzas políticas adhirieron a la medida impulsada por el gobierno nacional que indicaba: “quedate en casa”. Además, en las calles llevan adelante su “batalla cultural”, objetivo que trasciende los momentos electorales. La batalla cultural supone, entre otras cosas, disputar prácticas y ámbitos que tradicionalmente se asocian a “la izquierda”. 

Además de “tomar las calles” para ganar visibilidad y de participar de performances públicas, buscan instalar agendas por medio de intervenciones en las redes sociales y en los medios, tener presencia masiva en la Feria del Libro de Buenos Aires, impulsar colectivos de mujeres que se oponen a la llamada “ideología de género” y a las agendas de los feminismos, crear grupos –como Prisma– que adoptan las agendas de las diversidades pero se oponen a las políticas de cupos y a las “retóricas victimistas” o impulsar agrupaciones estudiantiles universitarias como Avancemos, que militan contra la “bajada de línea” del progresismo en las aulas. 

Milei era reconocido como influencer aún antes de que se convirtiera en referente político de La Libertad Avanza. Sus seguidores destacan su rol como comunicador. Valoran, en particular, el tratamiento que hace de temas económicos en un lenguaje común y corriente, accesible para las grandes mayorías, que entiende “hasta un taxista". Esto, cuenta una militante, “desacartona al liberalismo” en la misma medida en que “masifica el mensaje”. 

Milei utiliza conceptos como mercado, impuestos, emisión monetaria, subsidios, inflación y Producto Bruto Interno en los actos políticos. Fusionó muchas veces el clásico formato del acto partidario con otros modos de comunicación, por ejemplo, en las clases a cielo abierto que organizó en diferentes plazas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Entre apuntes escritos a mano y pantallas, en lugar de pizarrones, se propuso explicar y transmitir nociones básicas de economía. “Los políticos te quieren ignorante, nosotros los queremos sabios para poder salir de la miseria”, sostuvo Milei en pleno Parque Saavedra en 2021. 

Actos y tareas proselitistas que habitualmente realizan otras fuerzas políticas, como el peronismo, en los barrios en tiempos de elecciones también son parte del trabajo político de  las “nuevas derechas". 

Martín es diseñador gráfico y no se pierde nunca un acto de La Libertad Avanza. Es empleado de una pequeña agencia y milita en un local partidario en Ituzaingó. Martín creó  la gigantografía de cien dólares con la cara de Milei que circuló desde la presentación del libro El fin de la inflación en la Feria del Libro hasta la caminata por Villa Lugano. Además, reparte impresiones en tamaño real de los billetes con algunos de los argumentos a favor de la anhelada dolarización en el dorso. Esta política, dicen, “eliminará la inflación”, “elevará el valor de compra de los sueldos y jubilaciones”, “bajará la corrupción, los privilegios del poder y la frustración imperante”. 

La economía configura la experiencia personal y colectiva de los argentinos, cuentan Ariel Wilkis y Mariana Luzzi en El dólar. Historia de una moneda argentina (1930-2019). Es por eso que, más acá de la escuela austríaca, de las invocaciones a Ayn Rand o Friedrich Von Hayek, muchos de esos conceptos forman parte de la vida cotidiana de estos y de muchos otros jóvenes. Las crisis económicas se integran a los relatos de sus biografías y de sus recorridos familiares como hitos o parteaguas. 

“En mi corta vida, siempre hubo inflación”, dice un seguidor del autoproclamado león y militante del Movimiento de Integración y Desarrollo, partido que integra La Libertad Avanza. Delfina coincide. Tiene 20 años, nació en el barrio de Flores, es hija de padres comerciantes y forma parte de la juventud del Partido Libertario. Milei habla de los temas que le importan “a las personas de a pie, a la gente de laburo, a la que no le alcanza la plata”, explica. 

La singular mixtura entre retórica pedagógica, prédica religiosa y divulgación económica del discurso de Milei marida con las precarias condiciones de vida de muchos de los jóvenes argentinos. Genera, a su vez, expectativas en torno a la dolarización como un horizonte o una salida posibles, aunque los efectos concretos sobre quienes abrazan esas ideas sean remotos, o devastadores. 

Entre las capas dirigenciales algunas de estas visiones se tramitan en otro lenguaje. Ramiro Marra es broker de bolsa e influencer económico. Su oficina está en el lujoso Edificio Fortabat, en pleno microcentro porteño. Hace unos años formó parte de Consenso Federal pero accedió a su primer cargo como legislador de la mano de La Libertad Avanza. Marra se opone a cualquier adjetivación que lo coloque del lado de “los gorilas”. En 2022 organizó en el salón dorado de la Legislatura porteña la presentación del libro Los noventa. La argentina de Menem, compilado por Eduardo Menem, Carlos Corach y Domingo Cavallo, ex Ministro de Economía que impulsó la Ley de Convertibilidad, el uno a uno. Marra presentó el panel con una afirmación contundente: “hoy venimos a reivindicar la década del noventa”. Al igual que otros miembros de su partido, piensa que el de Menem fue “el mejor gobierno de la historia” porque pudo “resolver la hiperinflación y generar estabilidad”. 
Cuando el Movimiento Estudiantil del Nuevo Encuentro Mayoritario (MENEM) ganó  las elecciones del Centro de Estudiantes en la Universidad Torcuato Di Tella invitó a celebrar la victoria con pizza y champán. Puentes, agrupación juvenil de la Unión del Centro Democrático (UCEDE), lanzada en mayo de 2023 en un pub emplazado en el barrio porteño de Recoleta, al que asistieron los militantes de la comuna 8 también se identifica con aquella experiencia en la que se fusionaron, acaso por primera vez, elementos plebeyos y populares con un programa de gobierno de derecha. Hoy en los actos políticos bailan al son del Panic show de La Renga y Se viene el estallido de la Bersuit, canciones que modelaron una respuesta cultural a los efectos sociales y económicos del menemismo.

Fotos: Melina Vazquez