Crónica

La vacuna contra el covid: nuestro monotema


Un país que pone el brazo

Con casi 53 millones de dosis aplicadas, Argentina respira y enfrenta nuevos desafíos para dejar atrás la pandemia: iniciar la vacunación en niñas y niños de más de 3 años, convencer a los no vacunados y sostener los cuidados que ya conocemos de memoria. El gobierno nacional y los provinciales deberán resolver cómo seguir: ¿carné sanitario? ¿vacunación obligatoria para trabajadores? Algunos países del mundo ya lo resolvieron. Las vacunas evitaron miles de muertes, pero el virus sigue entre nosotrxs.

Te vacunaste contra el Covid. Esa fiera salvaje que parecía acechar detrás de la puerta, de pronto no te da tanto miedo. Sigue afuera, todavía estás alerta, pero después de la primera dosis confiás de nuevo en vos, en que ahora, con los anticuerpos que desarrolla tu organismo, podés enfrentar el virus. 

Te emocionaste al ver imágenes de amigos, incluso de desconocidos, con sus carnets de vacunación sellados. Adivinaste la sonrisa detrás del tapabocas. 

Sentiste que habías recibido un regalo valioso el día que te dieron el turno. Subiste a las redes la foto del pinchazo. Aún recordás con felicidad cuando te llamaron tus viejos diciendo que ya tenían fecha para la segunda dosis: “¡Mañana!”. Después también te tocó a vos.

Sí, con el esquema completo esta primavera te reconecta de nuevo con la vida. Se respira en el aire: tu sobrino volvió todos los días a clases. Tu prima que trabaja en un hospital al fin podrá tomarse vacaciones. Vos ya estás mirando pasajes para hacerte alguna escapada en el verano. Lo que antes era normal, ahora te hace sentir que tenemos un golpe de suerte. Y un poco lo es. Tener acceso a la vacunación lo es. El 3 de octubre de 2021, la Organización Mundial de la Salud llevaba la cuenta de que habían sido administradas 6.188.903.420 dosis. En nuestro país, al día de hoy, el Ministerio de Salud de Nación informa que el 65,2% de toda la población tiene una dosis, y el 49.8% del total de argentinos ya completó su esquema.

Cruzás los dedos para que cada vez más personas se vacunen. Sabés que no es el único escudo que nos va a proteger, pero entendés que es clave para que el SARS- CoV 2 deje de rasguñar todas las puertas de la salud, para que de a poco recuperemos el lado más amoroso del mundo que conocimos. 

Te desconciertan los que no están dispuestos a jugar este partido. 

Te emocionaste al ver imágenes de amigos, incluso de desconocidos, con sus carnets de vacunación sellados. Adivinaste la sonrisa detrás del tapabocas. 

¿Le enviaste a tu tía la foto del Dalai Lama vacunándose para demostrarle que los virus se combaten con ciencia? ¿Querrías hacer como Jennifer Aniston y alejarte de las personas que se niegan a recibir su dosis? O como Sean Penn, que en julio dijo que no seguiría grabando Gaslit hasta que todos sus compañeros de trabajo estuviesen vacunados. 

Plan C: actitud Ariana Grande. La cantante, tras recibir su dosis, hizo una publicación en Instagram invitando a vacunarse y ofreciéndose para brindar información y despejar dudas.

SIN MIRAR PARA OTRO LADO

Todos los bebés que nacen en Argentina, antes de cumplir las doce horas en este mundo ya recibieron la primera vacuna: contra la Hepatitis B. No salen de la maternidad sin la segunda, contra la tuberculosis. Al año, llevan aplicadas dieciséis más de acuerdo al calendario obligatorio y gratuito. Desde entonces, hasta los 11, siguen el esquema pediátrico. Las vacunas salvan la vida de 4 millones de niños por año, y ahora podés asociar ese dato con el huequito que te dejó la BCG en uno de tus brazos. 

¿Cuál vacuna deseaste más? Quizá hasta fines de 2019 nunca te habías hecho esa pregunta. 

¿Le enviaste a tu tía la foto del Dalai Lama vacunándose para demostrarle que los virus se combaten con ciencia? ¿Querrías hacer como Jennifer Aniston y alejarte de las personas que se niegan a recibir su dosis?

O en lo primero que pensabas era en el HIV. Si hubieses sido parte de otro momento histórico habrías dicho: la de la poliomelitis. Hace 30 años esta enfermedad paralizaba a mil niños por día en 125 países, por eso le dicen “la vacuna que cambió el mundo”.

Pero de pronto, escuchaste hablar de un virus que se extendía por China y el 3 de marzo de 2020 te enteraste que un señor tenía Covid y comía sushi en una clínica de Buenos Aires. ¿Quién no soñó entonces con la vacuna contra el Covid?

Nunca sentiste curiosidad por saber qué laboratorio producía la vacuna que te estabas dando, ni sus efectos colaterales o el porcentaje de efectividad. Lo único importante era reconocer que esa dosis aplicada en forma inyectable, oral o nebulizada evitaría enfermar de sarampión, meningitis, rubéola o de pestes que ni sabías que existían. 

Con la llegada de las vacunas contra el Covid todo esto se volvió tema de conversación. Y aunque se volvió un clásico preguntar o que te pregunten: “A vos, ¿cuál te tocó?" quizá lo importante es saber que más allá de los laboratorios, por el sólo hecho de estar vacunado, la que tocó es lo mejor que te pasó. 

“NO QUIERE MORIR, TIENE MIEDO”

Tenés un hermano que especula. Desde que comenzó el plan de vacunación dice que él “va a esperar”, que todavía es muy pronto, que la utilización de las vacunas es de emergencia. Tu hermano no es virólogo pero pide tiempo, orgulloso de sus temores. Lo hablaste una, dos, tres veces, te ofreciste a inscribirlo. Siempre esquivó la jeringa. Te enojaste, “no sabía que tenías un doctorado en vacunas”, te alejaste. Pero sigue siendo tu hermano, siguen juntándose a almorzar los domingos, vos con la sensación de haber perdido una pulseada. 

“Cuando alguien de la familia que no se quiere vacunar hay que respirar hondo, tener empatía, escuchar las dudas y responder con evidencia científica y con paciencia. Los que estamos convencidos de que las vacunas son una estrategia sanitaria poderosa tendemos a ponernos nerviosos cuando alguien duda, y no es el camino. Nadie deja de vacunarse porque quiere morirse, simplemente tiene dudas”, dice la médica infectóloga Florencia Cahn.

Aunque se volvió un clásico preguntar o que te pregunten: “A vos, ¿cuál te tocó?”, quizá lo importante es saber que más allá de los laboratorios, por el sólo hecho de estar vacunado, la que tocó es lo mejor que te pasó. 

Cuando escucha a alguien que no quiere vacunarse, Pilar Kufa -doctora en Psicología e integrante de la cátedra Biología del Comportamiento de la UBA- piensa en los trabajadores de la Salud Pública y siente bronca: ¿pueden los indecisos poner en riesgo a una sociedad? Dice: “una pandemia nos pone en riesgo de extinción y los que no se vacunan no están pensando en la especie humana. Es egoísta e individualista. A la larga son ellos los que permitirán que el virus siga mutando, porque tiene un huésped, un lugar donde alojarse y reproducirse”. Vacunarse o no, esa no es la cuestión de fondo. El pinchazo es un acto personal que tiene efectos colectivos. 

“La pregunta -dice el sociólogo Daniel Feierstein, autor de Pandemia, un balance social y político de la crisis del COVID-19- es ¿acepto el riesgo? Más allá de cuánto puede afectarme a mí, hay un efecto social en la decisión”. Para Feierstein, no vacunarse es como separarse de la especie, ser un antisocial. 

Convencer a un indeciso, persuadirlo con argumentos, mostrarle que está cuidando a sus padres/hijos/amigos es una militancia que muchas veces se ejerce cuerpo a cuerpo y a contrarreloj. Lo saben sobre todo los trabajadores de Salud. Lo sabe Claudio Acosta, médico generalista a cargo de un centro sanitario de Santa Rosa, La Pampa. “Es importante darse el tiempo de charlar en el consultorio -dice-. A veces pasan 40 minutos y no revisamos al paciente pero lo estamos conociendo. Escuchar es parte del trabajo pero también persuadir y trabajar sobre la idea de los colectivos.” De cada 10 personas que le consultaron y no estaban vacunadas, 7 cambiaron de idea después de hablar con el médico. “En algunos casos, las Iglesias Evangélicas son núcleo de resistencia. Un paciente me preguntó si con la vacuna les introducen cosas para espiarlos.”

EVIDENCIA Y PACIENCIA

Juliana Cassataro es la científica que dirige el equipo que desarrolla la primera vacuna contra el Covid en nuestro país: “es la primera vez que se desarrollan tan rápido las vacunas, pero nunca se habían dispuesto tantos recursos y personas trabajando con un mismo objetivo”. La velocidad responde a la urgencia de frenar un virus que acabó con la vida de casi dos millones de personas a nivel mundial sólo en 2020.

La Arvac Cecilia Grierson estaría recién por entrar en fase 1 a comienzos del año que viene. Ahora es pura ilusión: “En cualquier trabajo científico, todo el tiempo una prueba algo y puede funcionar o no. Lo que hacemos nosotros en el laboratorio es un pedacito dentro de lo que es el proceso de desarrollo de una vacuna, que consiste en: encontrar una fórmula, primero probarla en animales, evaluar si da respuestas de anticuerpos o respuesta celular, y después de eso avanzar hacia las fases clínicas donde otra vez se vuelve a poner en jaque la pregunta de si esto sirve o no. Es un proceso muy largo y muy costoso. Hay que manejar la frustración hasta el último momento”, dice Cassataro, Licenciada y Doctora en Ciencias Biológicas, Investigadora del CONICET.

Nadie deja de vacunarse porque quiere morirse, simplemente tiene dudas.”

Florencia Cahn, médica infectóloga

La Organización Mundial de la Salud ya dio el visto bueno a trece vacunas para uso de emergencia. Entre ellas la de Pfizer/BioNTech, la vacuna Covishield del SII, la AZD1222 AstraZeneca, la Janssen/Ad26.COV2.S desarrollada por Johnson & Johnson, la vacuna mRNA-1273 de Moderna, la vacuna de Sinopharm y CoronaVac de Sinovac. En nuestro país la ANMAT lleva aprobadas ocho.

Sí, son autorizaciones de Uso de Emergencia, o sea: “un mecanismo para facilitar la disponibilidad y el uso de contramedidas médicas, incluidas las vacunas, durante las emergencias de salud pública, como la actual pandemia causada por el COVID-19”, explica la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU.

Esto significa que “las vacunas contra el Covid en la mayoría de los casos todavía transcurren la fase 3 (excepto la Pfizer que ya fue aprobada), que lleva un período de observación de uno o dos años. Al mismo tiempo, cumplen la fase 4 que es la de farmacovigilancia, lo que aporta datos de seguridad -explica Florencia Cahn, Presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología-. Es una situación especial por un contexto que así lo requiere. Por eso no son obligatorias ni están en calendario”. 

¿Cuántas vidas ya se salvaron de morir, de contagiar y de tener long covid?

Un estudio del Ministerio de Salud que evalúa la reducción de mortalidad por Covid-19 en mayores de 60 años demostró que las tres vacunas estudiadas (la Sputnik, la AstraZeneca y la Sinopharm) son efectivas. En un 80% de los casos disminuyeron la posibilidad de que las personas desarrollen cuadros graves o mueran. Un estudio realizado en Israel confirma que la vacunación reduce la carga viral de las personas infectadas, y eso baja el nivel de transmisión. Una investigación publicada en The Lancet demuestra con evidencia que las personas vacunadas con las dos dosis tienen menos posibilidades de sufrir los efectos del LONG COVID.  

ARIANA GRANDE TE SACA LA DUDA

Vos también seguro conocés a alguien que aún no se quiere vacunar. Un amigo que dice que a él nadie lo va a obligar a hacer algo que no quiere. Una amiga que considera que tiene defensas altas porque hace meditación y tampoco está dispuesta a poner el hombro. O un compañero de trabajo que tiene miedo porque escuchó muchas cosas.

Desde que comenzó la pandemia, AFP Factual (Agence France-Presse) verificó 680 datos que demuestran cuán errónea o dudosa puede ser una información viralizada en las redes. “La desinformación circula muy rápido, más que la veraz”, dice Sonia González, editora de esta plataforma de contenidos para España e Hispanoamérica.

¿Cuántas vidas ya se salvaron de morir, de contagiar y de tener Long Covid?

AFP trabaja principalmente a partir de posteos de Facebook. La verificación que realizan los fact chequers implica contactar a expertos, revisar informes y usar herramientas tradicionales como búsquedas inversas de imágenes que permiten descubrir que algunas fotos o videos existen desde antes y aparecen sacados de contexto. ¿Un ejemplo? La que circuló de una marcha antivacunas realizada en julio en Francia y que llevaba la leyenda La 4e vague c’est nous (La 4ª ola somos nosotros), en verdad había sido tomada en una manifestación en una plaza de Moscú en 1991.

Uno de tus primos se encarga de compartir datos que ni él sabe dónde los leyó, seguro en un grupo de WhatsApp. En la radio de tu ciudad se lee una noticia que circula por las redes pero no se cita la fuente. Una amiga te muestra un grupo que se hace llamar Médicos por la verdad donde se dicen cosas que ya fueron demostradas como falsas. 

“Hoy todos tenemos micrófonos, y eso nos da la posibilidad de hablar como si supiéramos y la verdad es que muchas veces no sabemos nada”, opina Valeria Groisman, comunidadora, docente universitaria, autora de Desmuteados. Si bien en su libro se pregunta cómo las opiniones o las creencias personales hoy tienen más peso que la evidencia científica, también cree que no todo está perdido: “a partir del Covid entendimos que antes de creer en un influencer preferimos escuchar a un profesional o leer la información que dan instituciones científicas. Por ejemplo, la Universidad Johns Hopkins fue la más consultada en la pandemia. Eso tira un poco por la borda la idea de que estamos todos muy desinformados”.

Sin ir más lejos: cuando Ariana Grande en sus redes alentaba a sus más de 267 millones de seguidores a apostar por las vacunas, invitaba a leer un artículo para derribar mitos y falsedades acerca de la vacunación que había publicado la web de Johns Hopkins. 

LOS 4 GRUPOS DE NO VACUNADOS

Los no vacunados podrían clasificarse en tres grupos: los que no quieren recibir la vacuna, los indecisos y los que aún no tienen acceso a las dosis. África es el continente más desfavorecido, apenas el 2% de las dosis producidas en el mundo fueron destinadas para sus 1.300 millones de habitantes. Se estima que para diciembre la inmunización alcanzará sólo al 17% de su población.  

Hay un cuarto grupo de no vacunados que podría sumarse a los anteriores: el colgado. Primo hermano del indeciso, el colgado posterga su inscripción por pereza y procastina el pinchazo. Si sos uno de esos, consultá acá cómo tenés que registrarte según la provincia donde vivas. Seguro hay un vacunatorio cerca de tu casa, la aplicación es rápida, el pinchazo no duele, si desarrollás síntomas se van con un Paracetamol o un Ibuprofeno. Y las selfies con la enferma siguen creando un hermoso álbum histórico y colectivo. Además, la Ministra de Salud Carla Vizzotti dijo que el Consejo Federal de Salud acordó salir “casa por casa” para buscar a los que aún no se inscribieron para recibir su dosis. ¡Ring!

¿Necesitás más tranquilidad? Bibiana Zapata es la responsable del vacunatorio del Hospital Lucio Molas en Santa Rosa, La Pampa. Su equipo lleva más de 50.000 dosis aplicadas desde el 29 de diciembre de 2020. “En los meses que llevamos vacunando no recibimos reportes de efectos adversos, todo está dentro de los esperado. Por eso el mejor lugar para la vacuna es el brazo, no la heladera”, dice.

En Argentina, no sólo el porcentaje de vacunados crece a diario, no sólo ya estaban poniendo el hombro los adolescentes, sino que además empezamos octubre con la noticia de que la ANMAT había autorizado el uso de emergencia de la vacuna Sinopharm para niños y niñas de 3 a 11 años. Varias provincias ya abrieron las plataformas de inscripción y sólo durante el fin de semana, Buenos Aires registró que madres, padres o adultos responsables anotaron a 400 mil menores para recibir su dosis. 

NO SOMOS UN PAÍS ANTIVACUNAS

De antivacunas no tenemos nada. Un estudio realizado a fines del año pasado por WIN Internacional y por Voices! en Argentina indicaba que 7 de cada 10 personas en el mundo se aplicarían la vacuna contra el COVID-19. En nuestro país el porcentaje de los que dicen sí a poner el brazo para el pinchazo es del 76%, superando la media global. Florencia Cahn está convencida: “en Argentina la gran mayoría se vacuna porque la entiende como una herramienta de prevención de enfermedades”.

Incluso, te contamos de un botón que sirve de muestra. Ana es periodista, con su compañero decidieron no vacunar a sus hijos en la primera etapa de sus vidas para que desarrollen defensas de manera natural. “Pero ante la pandemia entendí que hay que frenar lo que está pasando. Hoy las vacunas contra el Covid son la alternativa.” En ese replanteo, una amiga le habló de la ´vacuna vegetal´, un proyecto que Ana le pareció más alineado con su manera de pensar. “Me sumé como voluntaria y ya tengo esas dosis”, cuenta.

Sí, en el Hospital Militar Central de Buenos Aires se están llevando adelante los estudios de fase 3 de esta vacuna diseñada por el laboratorio canadiense Medicago. Es novedosa: se produce con una “partícula similiar al virus” que se genera dentro de una planta.

"El mejor lugar para la vacuna es el brazo, no la heladera.”

Bibiana Zapata, responsable del vacunatorio del Hospital Lucio Molas en Santa Rosa, La Pampa.

“Las decisiones que una persona tome y que afecten únicamente su vida, pertenecen al ámbito privado y no deberían ser objeto de crítica, como si alguien decide hacerse vegano. Si esa persona obligara a otra a tomar la misma decisión, estaría violando el libre albedrío. Pero cuando se trata de vacunación sí o no, la decisión personal tiene trascendencia social. El desarrollo y utilización de vacunas en el mundo y a través de los años logró erradicar enfermedades que hubiesen diezmado a la población mundial. Por eso que esa decisión no quedaría dentro de la libertad de albedrío, por tratarse de una cuestión de salud pública”, dice Juan Carlos Calvo, Profesor del Departamento de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, en su artículo “¿Qué pretende el movimiento antivacunas?”.

SIN VACUNACIÓN NO HAY TRABAJO

El principal debate se da en el mundo del trabajo. Mientras en algunos países la vacunación ya es obligatoria, en la Argentina todavía no se tomó una determinación. Francia, Australia, Gales, Inglaterra y Grecia obligan a sus trabajadorxs de salud a vacunarse. Joe Biden dispuso por decreto que los agentes de la Administración Pública deben inmunizarse al igual que lxs trabajadorxs de las empresas prestadoras del Estado y aquellas que tengan más de cien empledxs. También trabaja en un plan para que la vacuna sea obligatoria en el sector privado. No la tiene fácil el presidente estadounidense: sólo el 53% de la ciudadanía tiene el ciclo completo de vacunación.

Las medidas tomadas por el gobierno italiano fueron contundentes: primero decretó suspender sin sueldo durante el resto del año a los trabajadores sanitarios no vacunados, incluyendo a los farmacéuticos, y a partir de octubre será obligatorio estar vacunado para ir a trabajar. En nuestro país, en agosto, el titular de la Unión Industrial Argentina, Daniel Funes de Rioja, dijo que lxs trabajadorxs deberían vacunarse para volver a las fábricas y deslizó la posibilidad de no pagar sueldos a quienes no lo hicieran. La CGT y el Gobierno Nacional se despegaron del referente empresario y desde entonces nada más se ha dicho sobre el tema. 

NO ES BULLYING, ES CUIDADO COLECTIVO

Pasemos algunas cosas en limpio: las vacunas son seguras, han tenido gran aceptación y vamos camino a un porcentaje muy alto de vacunados para el fin de este año. ¿Pero cómo haremos para cuidar la salud colectiva ante un número de personas que no quiere vacunarse? ¿Existe una forma? ¿Es la exclusión de los no vacunados el camino para cercar al virus? Es una posibilidad.  

“Las formas que se dieron en distintas sociedades ante conductas antisociales es excluir a quiénes no asumen ciertas responsabilidades -repasa Daniel Feierstein-. Como ocurre con el tránsito: si no respetás las normas no podés conducir. Las normas hacen que la conducción sea viable. La vacunación va en la misma dirección. En este punto hay dos caminos posibles: la normatividad planteada desde el aparato estatal (el pase verde o carné de vacunación) o una respuesta social.” También puede ser que esas vías se crucen: que el conjunto te excluya de la posibilidad de participar, por ejemplo, de una reunión, de estar en un bar, de ir a un evento masivo.

“Hoy la pandemia son los no vacunados -dice Pilar Kufa-. En algunos países surgen cepas más contagiosas, como la Delta Plus. El límite lo debe poner el Estado. Cuando se superen las fases de prueba, la vacuna debe ser obligatoria. Eso no significa marginar al no vacunado sino protegerlo y proteger a los demás. El carné sanitario es una buena opción y deben fomentarse acciones que premien el beneficio de vacunarse. Lo primero es la salud”.

El ejemplo más llamativo de “premio por vacuna” se dio a fines de julio. El gobierno de Mendoza junto a la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica y Afines de Mendoza iniciaron una campaña para fomentar la vacunación en menores de 40 años: entregaron vino y cerveza a quiénes se habían colocado alguna dosis. En Estados Unidos hubo empresas que implementaron campañas similares: ofrecen dinero extra a sus empleados que se vacunen en tanto que bares, cines y cadenas de comida entregan donuts y pochoclo a quienes presenten el carné de vacunación. Un club de Brasil, el segundo país con más muertes por coronavirus en el mundo, otorgó cuotas gratis a los socios que se vacunan. 

Para Lautaro García, psicólogo y funcionario de la Subsecretaría de Salud Mental y Adicciones de La Pampa, la salida no está en los premios, sino en generar una narrativa que permita conectar con el otro. “Los premios son parte de una lógica neoliberal que fomenta el individualismo y no el cuidado colectivo. Ocurrió con la gente que fue a vacunarse en Miami: se vacunaron, sí, pero saltearon el esquema, decidieron qué vacuna, solo porque pudieron hacerlo. Tampoco las sanciones individuales funcionan, tienen un margen cortoplacista. El miedo no es un organizador social, las políticas públicas no deben fundarse en el miedo.” 

¿Cuántas vidas ya se salvaron de morir, de contagiar y de tener Long Covid?

¿Cómo hablar con alguien que no quiere vacunarse? Mencionando las pérdidas, los duelos que nos tocó atravesar en este tiempo. Podemos poner ejemplos, contar historias, dejar en claro que la vacunación es solo un elemento más en las estrategias de cuidado.Construir una ética del cuidado colectivo es una práctica política que va más allá de la pandemia. Nos permite, por ejemplo, pensar en cómo prevenir siniestros viales, adicciones u otras tantas cosas. El dueño de un cine o un bar tiene que cuidar a sus clientes, tiene que ofrecerles cierta seguridad. Si entrás a un lugar, alguien tiene que decirte ‘acá te vamos a cuidar’. Por eso es importante producir cuidados colectivos”, dice García.

HOLA NUEVA NORMALIDAD

¿Te acordás dónde estabas el 19 de marzo de 2020? Seguro que sí. En algún momento lo viste por la tele o en el celular: 99 días después de haber asumido, con una corbata verde brillante, el presidente anunciaba el aislamiento obligatorio en todo el país. Nadie imaginaba qué venía después. 

¿Te acordás dónde pasaste la última navidad? Seguro que sí. Ese día llegaron desde Rusia las primeras Sputnik V. “Ahí va, el vuelo de la esperanza”, relató Víctor Hugo Morales cuando el avión despegaba desde Ezeiza. Al aterrizaje lo sentiste como un gol, con una tripulante de Aerolíneas llorando de la emoción. Con el tiempo naturalizamos a las vacunas como pasajeras frecuentes que llegan también desde México, Moscú, India, Estados Unidos. En la Argentina se aplicaron más de 53 millones de dosis. 

Te vacunaste contra el Covid. La fiera salvaje que parecía acechar detrás de la puerta, de pronto no te da tanto miedo. Sigue ahí, te mantenés alerta y no bajás la guardia, pero estás contento: el futuro ya no parece tan oscuro y otra vez vas a salir a la calle sin tapabocas.

Vas a volver a sonreírle al mundo.