El mundial empieza en octavos

Nuestro editor Federico Bianchini llegó a Brasil para contar la fase final del Mundial. De Buenos Aires se llevó una bolsa de dormir, unos pocos reales y una misión: una nota por día. En este texto, nuestro corresponsal anuncia lo que se viene. Personajes secundarios, protagonistas, emociones evidentes y realidades escondidas y muchas, muchas historias.

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Foto: Mídia Ninja

El mundial es una ficción compleja –como sostiene Pablo Alabarces en su ensayo- que hace que en un sillón en Buenos Aires un cronista ignoto se emocione con la gambeta lejana de un colombiano, para un lado, el enganche, para afuera: cara externa. Con el pique suave sobre un arquero japonés a los ochenta y nueve minutos de un breve y arbitrario lapso de noventa.

 

El mundial, como toda ficción, tiene historias y, sobre todo, personajes.

 

Hay personajes secundarios: este cronista vendría a ser uno de ellos, un extra que aparece en una escena perdida, caminando sin parlamento detrás del tránsito. Un personaje de dos dimensiones que lleva consigo un rectángulo, una especie de espejo que en vez de reflejar imágenes las absorbe: el contenido de ese rectángulo será publicado en este blog. Apoyaré ese recuadro en distintos lugares: el cordón de una calle de Laranjeiras, una toalla en la arena tibia de Ipanema o la ventana de una casa en Botafogo.

 

El rectángulo será un recorte: las historias se sucederán adentro.

 

Historias de personajes que viven inmersos en el relato: costarricenses eufóricos que no pueden creer que su equipo haya dado el batacazo después de ganarle a Uruguay, a Italia, de empatar con Inglaterra y a los que sólo les importa que Campbell esté inspirado frente al arco.

 

E historias de las otras, de esos personajes ubicados en el límite de la ficción, en esa zona similar a la que tenemos cuando entramos al sueño, dejando apenas atrás la inverosimilitud de la vigilia.

 

En el cine, un actor que monologa mirando a la cámara. En una novela, el narrador que con artilugios trata de romper la distancia entre el yo poético y el autor. Personajes que tratan de cortar “la ilusión”, nos avisan que detrás de los goles y las lágrimas sinceras del hincha hondureño que ve perder a su equipo se esconden 200 mil desplazados, una policía militar y represiva que tiene luz verde y avanza, y protestas de personas que se oponen al mundial.

 

Pablo Capilé y Teresa Sempere son dos de esos personajes: él, brasilero y fundador de Mídia Ninja (por las siglas en portugués de “Narrativas Independientes, Periodismo y Acción”) un medio colectivo, dependiente del movimiento Fora do Eixo, que se plantea como una alternativa digital a la prensa tradicional. Ella, catalana locuaz, es una de las secuaces. Mídia Ninja realiza documentales, cubre las manifestaciones, los festejos por los partidos, organiza festivales y muchas cosas más: son 50 personas en 100 ciudades, con más de 250 colaboradores.

 

Algunos dicen que el verdadero Mundial empieza en octavos de final. Mídia Ninja invitó a Anfibia a Brasil. Empiezan los octavos y aquí estamos.