Ensayo

Mundial Femenino de Fútbol 2023


Muchachas, ahora nos volvimos a ilusionar

Si bien todavía estamos lejos de las selecciones de primer nivel, como la estadounidense y algunas europeas, la situación en la que Argentina llega al Mundial Femenino de Fútbol es la mejor en la historia de la competencia. Hay un objetivo claro: ganar el primer partido oficial en una Copa del Mundo y pasar, por primera vez, la fase de grupos que comparte con Italia, Suecia y Sudáfrica. Julia Hang y Nemesia Hijós hacen un recorrido por los últimos años y ensayan nueve claves para comprender el presente de las futbolistas argentinas.

El 10 de junio de 2019 festejamos un empate. En París, la selección argentina de fútbol femenino consiguió su primer punto en la historia de los mundiales organizados por la FIFA, nada menos que contra Japón —equipo campeón de la edición del 2011 y subcampeón en 2015— y ante 25.055 espectadores. La imagen de Estefanía Banini gambeteando a las japonesas fue tapa de los diarios argentinos, aún aquellos que durante muchos años habían ignorado el fútbol femenino. Desde su cuenta de Instagram, nuestro hincha más argentino, el Diego, felicitó a las jugadoras con el deseo de que el fútbol femenino siga creciendo en el país.

—Estamos contentas porque logramos empatarle a una potencia del mundo. Este punto significa mucho, porque es la esperanza, es el primer paso, es lo que nosotras queríamos reflejar, esta entrega, esta lucha que está haciendo la mujer argentina por la igualdad —declaró la capitana, post partido, en el Parque de Los Príncipes.

Cuatro años después, nuestra Selección dice presente en la novena edición de la Copa Mundial Femenina, que se disputará entre el 20 de julio y 20 de agosto en Australia y Nueva Zelanda, con la novedad de 32 equipos participantes —en 2019 habían sido 24— y con cinco selecciones debutantes: Marruecos, Zambia, Filipinas, Vietnam e Irlanda. ¿Cómo llegamos? ¿Por qué nos volvemos a ilusionar?

1. Una selección con identidad

—Que Argentina sea una potencia.

Estefanía Banini, referenta de la Selección, revela su sueño a 20 días de comenzar el Mundial ante la prensa en el predio de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) en Ezeiza.

—Un equipo que pueda mostrar su identidad —dice.

Durante la Copa América Femenina 2018 el plantel —que hoy cuenta con jugadoras del fútbol local y más de la mitad en ligas mucho más competitivas: Brasil, Estados Unidos, España, Italia y México— tenía sólo tres futbolistas (Banini, Vanesa Santana y Soledad Jaimes) en el exterior. Actualmente, ese porcentaje ronda el 60%.

—Que no salgamos sólo a defender —reclamaba Banini unos años atrás, cuando junto a Ruth “Chule” Bravo y Belén Potassa fueron apartadas de la Selección por cuestionar a Carlos Borrello, entrenador durante los períodos 2003-2012 y 2017-2021.

El 26 de julio de 2021, Germán Portanova, que había logrado tres títulos con el Club Deportivo UAI Urquiza, fue designado como el nuevo director técnico. Las jugadoras vetadas volvieron a ser convocadas y en su primera competencia oficial —la Copa América 2022— Argentina le ganó a Perú, Uruguay, Venezuela y Paraguay, y logró la clasificación directa a la Copa Mundial Australia/Nueva Zelanda 2023.

—Si me preguntás cómo prefiero perder, te digo que tratando de ir a buscar el partido, de jugar de una determinada manera —había dicho en una polémica frase Portanova.

Cuando el 24 de julio a las 3 de la mañana nuestra Selección haga su debut frente a Italia veremos si por primera vez podemos, también, elegir cómo ganar.

2. Que el fútbol femenino sea profesional y el aborto sea legal

Las futbolistas argentinas fueron protagonistas activas en la lucha para mejorar las condiciones en las que hoy se desarrolla el fútbol femenino. En 2017 las jugadoras de la Selección habían realizado un histórico paro en reclamo del pago de viáticos, una mejor coordinación para futuros eventos deportivos, vestuarios adecuados y la posibilidad de utilizar las canchas de césped natural del predio de la AFA.

Fue durante la Copa América Femenina 2018 en Chile que estos cuestionamientos tomaron visibilidad mediática de la mano de una foto que recorrió el mundo: la imagen del equipo posando como el “Topo Gigio” pidiendo ser escuchadas. El 8 de noviembre de ese mismo año, Argentina enfrentó a Panamá en el partido de repechaje para clasificar al Mundial 2019 en Francia. 12 mil hinchas colmaron la cancha de Arsenal en un evento que marcó un antes y un después en la historia del fútbol femenino: organizaciones feministas, escuelitas de fútbol, familiares de las jugadoras, las pioneras de la Selección que en 1971 golearon a Inglaterra en el Estadio Azteca y medios de comunicación confluyeron en Sarandí evidenciando que el interés por el fútbol femenino era una realidad, algo que ya sabían las grandes marcas de indumentaria deportiva que sponsoreaban desde hacía tiempo a algunas jugadoras. 

La denuncia que la futbolista Macarena Sánchez realizó a la UAI Urquiza por el reconocimiento legal de su relación laboral fue el hito en el cual se cristalizaron todos estos movimientos. La jugadora había sido desvinculada del equipo en el medio de un torneo, un momento en el cual, por reglamento, no tenía la posibilidad de ser tomada por otro club. Frente a esta situación, el 21 de enero de 2019 Sánchez dio a conocer a través de un comunicado de prensa que la UAI Urquiza camuflaba su vínculo laboral mediante “mecanismos fraudulentos” que mucho se asemejaba al marronismo de la etapa previa a la profesionalización del fútbol masculino: se disfrazaba de amateurismo una práctica que en los hechos se llevaba adelante de manera profesional y se catalogaba de “amor por la camiseta” a lo que era una relación laboral encubierta. En la UAI Urquiza las futbolistas dependían del fútbol para subsistir y al ser desvinculada del equipo se la privaba de su sustento. Su denuncia implicó a la AFA por su inacción y afirmó que las jugadoras de fútbol en Argentina eran sistemáticamente vulneradas en sus derechos como trabajadoras solo por ser mujeres. Esta acusación pública fue fundamental para que la AFA reconociera la disciplina como profesional, garantizando el pago de ocho contratos por plantel (quince al día de hoy) para cada club perteneciente a la categoría máxima del fútbol femenino. Días antes, Macarena había expresado en Twitter su deseo de que, en el año 2019, “el fútbol femenino sea profesional y el aborto sea legal”, revelando la fuerte confluencia que, para ese momento histórico, se dio entre algunos sectores del feminismo y el fútbol. 

3. El presidente de la igualdad de género

1991 fue el año en que la AFA organizó el primer torneo oficial de fútbol femenino. Dos años antes de las declaraciones de Banini en Ezeiza, Chiqui Tapia había anunciado durante la presentación del Torneo Oficial de Fútbol Femenino de la AFA de la temporada 2017-2018 su deseo de “ser el presidente de la igualdad de género”. Desde ese momento, su gestión llevó adelante una serie de políticas que han colaborado a jerarquizar y profesionalizar la disciplina: la construcción de vestuarios en el predio de Ezeiza, la (semi)profesionalización anunciada en marzo de 2019, la creación del Departamento de Equidad y Género, y la firma de un convenio con el Ministerio de Educación de la Nación para promover el fútbol femenino en las escuelas del país y fomentar el crecimiento del deporte entre las mujeres.

Desde los años noventa la FIFA viene promoviendo políticas para fortalecer el fútbol femenino y erradicar las desigualdades entre los géneros, buscando que todas las federaciones miembro cuenten con un plan integral para la disciplina. En 2022, presentó una “estrategia global para el fútbol femenino”. Entre sus objetivos principales incluía “incrementar el grado de participación femenina en el fútbol de todo el mundo”, aspirando alcanzar los 60 millones de jugadoras para 2026. En esta edición, todas las jugadoras que participen del torneo recibirán al menos 30 mil dólares, monto que irá aumentando a medida que pasen de ronda. La Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL), por su parte, exige desde 2019 que todos los clubes que deseen participar en torneos internacionales con su equipo masculino deben contar con un plantel de fútbol femenino. 

En el proceso de profesionalización del fútbol femenino en nuestro país, Chiqui Tapia fue un actor clave. Supo subirse a la ola del movimiento de mujeres y feminismos que venía inundando todas las instituciones y posicionarse como conductor del proyecto en el fútbol argentino a costa de opacar la lucha de todas las mujeres que, desde hace años, trabajan incansablemente por sostener y mejorar la disciplina en nuestro país.

4. Comisiones de género

De la mano del #NiUnaMenos la sociedad argentina reflexionó sobre las violencias machistas. La multiplicidad de situaciones que las mujeres vivían de forma cotidiana y que a ojos de la sociedad aparecían como normales podían, a partir de ese momento, ser encuadradas dentro de la categoría de violencia. La Ley Nº 26.485 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, sancionada en 2009, incluye una variedad de violencias que van desde la física hasta la psicológica, sexual, económica o simbólica. Así, situaciones que habían vivido muchas jugadoras como ser impedidas de jugar al fútbol por ser mujeres, no tener buenas condiciones de entrenamiento en relación con sus pares varones o ser reconocidas por los medios de comunicación antes por su belleza que por sus logros deportivos, cabían bajo esta clasificación al contribuir a la reproducción de la dominación, la desigualdad y la discriminación, y al naturalizar su subordinación en la sociedad.

Estos cuestionamientos por parte de las futbolistas se tradujeron rápidamente en demandas hacia las instituciones deportivas. Hinchas y socias de los clubes, hacia 2017, presionaron con fuerza por la creación de espacios institucionales específicos para abordar cuestiones de género: les pedían a los clubes que aplicaran herramientas para erradicar el machismo estructural y las violencias a las que eran (y todavía son) sometidas diariamente las mujeres en el ámbito del deporte, y se les exigía que implementaran protocolos de prevención y acción contra las violencias de género. En gran medida, estos espacios acompañaron los reclamos de las futbolistas por mejorar sus condiciones, generando alianzas entre compañeras y sorteando las rivalidades históricas entre sus clubes.

5. Latinoamérica

Brasil, Colombia y Argentina son las tres selecciones latinoamericanas que estarán presentes en el Mundial. Mientras que las brasileñas clasificaron a todos los torneos disputados hasta la fecha —incluyendo un subcampeonato en 2007 de la mano de Marta Vieira da Silva, máxima goleadora de los mundiales que va a jugar su sexta Copa del Mundo—, la selección colombiana tendrá su tercera participación. Argentina, por su parte, disputará su cuarto Mundial con un objetivo: ganar su primer partido oficial en una Copa del Mundo y pasar por primera vez la fase de grupos que comparte con Italia, Suecia y Sudáfrica. 

Aunque existen algunas diferencias en la importancia que se la ha dado al deporte en los distintos países de América Latina, el abandono, la desidia, la improvisación y su subordinación en relación a otras disciplinas femeninas y a sus pares masculinos son moneda corriente. Si en los países latinoamericanos el fútbol es la cultura popular, la exclusión de las mujeres significó negarles la posibilidad de ser parte de las identidades nacionales. En Brasil incluso rigió una prohibición legal durante más de 40 años que impidió a las mujeres jugar al fútbol. Las mujeres latinoamericanas luchan desde hace décadas contra las barreras que las excluyen con resultados disímiles según el país. No sólo las simbólicas, sino también las múltiples violencias que estructuran la disciplina: en 2019, jugadoras de la selección de Colombia acusaron irregularidades y cobros ilegales por parte de los técnicos a las deportistas, señalando a la Federación Colombiana de Fútbol como cómplice. En Argentina, algunas jugadoras denunciaron por acoso sexual a un entrenador de la Selección en 2021. En Uruguay, desde junio pasado y luego de un paro de actividad, las futbolistas se están manifestando frente a la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), los clubes y la Mutual Uruguaya de Futbolistas Profesionales para exigir el cumplimiento de los reglamentos y mejores condiciones.

Esto está lejos de ser un problema exclusivo de nuestro continente. Según un estudio realizado por el principal sindicato de futbolistas internacional, FIFPro, el 66% de las futbolistas de las seis confederaciones utiliza vacaciones o periodos sin otros trabajos para participar en partidos de clasificación, al 70% no le realizaron pruebas (como electrocardiogramas ni chequeos coronarios) antes del torneo, el 54% no recibió atención médica con anterioridad, el 39% no tuvo acceso a apoyo para la salud mental, el 33% manifestó tener un tiempo de recuperación insuficiente entre partidos y el 32% de los campos y los estadios no alcanzaban el estándar de élite.

6. Los medios

No podemos soñar con ser lo que no sabemos que existe. Las futbolistas lo saben mejor que nadie. ¿A cuántas jugadoras mujeres conocía Florencia Bonsegundo, hoy bautizada por el periodismo como “la de los goles importantes”, cuando era niña? ¿Podía alguna nena fantasear con jugar un Mundial hace 20 años, cuando ver a una mujer jugando al fútbol en la tele era inimaginado? Hoy los partidos del campeonato local son televisados y los medios de comunicación van incorporando al fútbol femenino como noticia. Conocemos relatoras, periodistas deportivas y streamers que se dedican al fútbol y por momentos nos hacen ilusionar con que es posible resquebrajar el dominio del periodismo deportivo hegemónico que contribuyó a mantener la desigualdad, la minusvaloración de las prácticas deportivas femeninas y su invisibilización.

Vemos la emergencia de voces feministas que narran el mundo del deporte en medios tradicionales y autogestivos, en espacios institucionales y desde la academia. Si bien no exentas de las opresiones patriarcales y capitalistas que exigen estereotipos de belleza mientras precarizan sus condiciones de trabajo, estas voces femeninas demuestran que es posible otra forma de informar sobre deportes. En esta ola de transformaciones fue la campaña impulsada por mujeres del Grupo Clarín, en febrero de 2019, la que logró eliminar la sección “Diosas” de la contratapa del diario Olé donde se incluían fotografías de sensuales mujeres en bikini, ropa interior o posando solo con una camiseta de un club de fútbol, cosificando su rol y contribuyendo a perpetuar su sexualización.

Que las mujeres deportistas tengan mayor visibilidad y que nuevas voces irrumpan en los medios es un factor clave para que la disciplina siga avanzando, aunque no significa, necesariamente, un tratamiento de las noticias con perspectiva de género. En una nota para Chequeado, la periodista Delfina Corti (agosto 2022) retomó varias fuentes para ilustrar la persistencia de las desigualdades en el campo deportivo y en los medios de comunicación, espacios en los que sobresale la desvalorización a las mujeres por medio del paternalismo y la condescendencia.

Para las jugadoras de la Selección, es urgente que los medios de comunicación vayan al Mundial. Aldana Cometti, la defensora que dejó un diente en el partido contra Japón en Francia 2019, pidió abiertamente en conferencia de prensa que viajen a Australia y Nueva Zelanda a cubrir el megaevento para superar lo que fue la Copa Mundial pasada con la presencia de unos pocos medios argentinos especializados.

7. Récord de asistencia

La asistencia en los estadios es un elemento clave para la expansión y popularización de la disciplina. Desde 2019 a esta parte se han registrado distintos récords a nivel local e internacional que afianzan el impacto social de las mujeres en el fútbol en el último tiempo y ayudan a seguir rompiendo los prejuicios que rezan que la disciplina no vende. 

Europa se ubica a la cabeza del ranking de asistencia que antes estaba marcado por las cifras de la Copa Mundial Femenina organizada por la FIFA en Estados Unidos en 1999. Hoy, dos décadas después, Inglaterra, Alemania, España, Países Bajos e Italia son los países que muestran un interés creciente. Siete de los diez partidos más multitudinarios tuvieron lugar en 2022 en el Camp Nou (Barcelona) y Wembley (Londres). La marca absoluta sigue siendo la del Camp Nou en abril de 2022, con las 91.648 personas que vieron la semifinal de la Champions League entre Barcelona y Wolfsburgo.

En Argentina, el antecedente del partido de repechaje por la clasificación al Mundial 2019 en el estadio de Arsenal fue superado, primeramente, con lxs 15 mil espectadorxs que vieron a la selección femenina en el primer partido de la fecha FIFA frente a Chile en el Mario Alberto Kempes de Córdoba el 7 de abril de 2022 y luego, el año siguiente, con 31.800 personas en el mismo escenario en el amistoso contra Venezuela. En partidos de clubes locales hay dos registros recientes que marcaron la historia del fútbol femenino argentino: 25 mil personas viendo a Las Gladiadoras en La Bombonera el 25 septiembre de 2022 y, una semana después, 28 mil alentando a Las Piratas en Barrio Alberdi, cuando se consagraron campeonas del Nacional B y el Club Atlético Belgrano de Córdoba ascendió a primera división.

Según informó la FIFA, la venta de entradas para el Mundial Femenino de Australia y Nueva Zelanda está superando las expectativas. Con entradas agotadas, la selección australiana inaugurará la Copa jugando contra Irlanda ante 80 mil espectadorxs. ¿Será este, entonces, el Mundial en el que alcancemos la hazaña de Las Pioneras en aquel Mundial no oficial, cuando golearon 4 a 1 a Inglaterra en el estadio Azteca, colmado con 110 mil espectadorxs en México 1971?

8. Entrenadoras

Sigue siendo una deuda pendiente trascendental que haya mujeres a cargo de los equipos de fútbol. Al igual que ocurre con otros tantos puestos de poder donde somos minoría, todavía hay resistencias para dar lugar a las transformaciones y reivindicaciones en este plano pese a que su formación cómodamente las habilita.

La Copa Mundial Femenina Francia 2019 ya había marcado un antecedente histórico y por primera vez hubo nueve entrenadoras, todas exfutbolistas, dirigiendo importantes selecciones. En esta edición serán doce: Milena Bertolini (Italia), Pia Sundhage (Brasil), Sarina Wiegman (Inglaterra) y Martina Voss Tecklenburg (Alemania), Jitka Klimková (Nueva Zelanda), Desiree Ellis (Sudáfrica), Shui Qingxia (China), Amelia Valverde (Costa Rica), Hege Riise (Noruega), Inka Grings (Suiza), Beverly Priestman (Canadá) y Vera Pauw (Irlanda).

Para 2019, la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino (ATFA) contaba con 16 mil DTs egresadxs entre sus 40 escuelas de capacitación propias a nivel nacional. Solo 150 eran mujeres y 50 estaban afiliadas a la Asociación. En la actualidad, de los 20 equipos de primera división, solo 4 tienen entrenadoras mujeres y todas han tenido su carrera como futbolistas: Indiana Fernández en Banfield (desde 2019), Daniela Díaz en River Plate (desde febrero 2022), Florencia Quiñones en Boca Juniors (desde abril 2023 y la primera DT campeona de la etapa semi-profesional), y Silvana Villalobos en Gimnasia y Esgrima de La Plata (desde marzo pasado). Silvana es, también, la primera mujer en dirigir un equipo masculino de la AFA.

Además de las mujeres conduciendo clubes afiliados a la AFA en la máxima categoría nacional, el lugar de entrenadoras como Lorena Berdula, Bettina Stagñares, Verónica Fuster y Roxana Gómez que hoy se desempeñan en desarrollo y coordinación, y referentas con trabajo social como Mónica Santino en La Nuestra Fútbol Feminista de la Villa 31, son fundamentales para romper con el techo de cristal y ampliar las posibilidades de las mujeres en el campo, en cada espacio, organización y territorio.

9. ¿El vaso medio lleno o medio vacío?

Si bien las violencias sexistas siguen siendo constitutivas del fútbol femenino, estos 9 puntos muestran los enormes avances y conquistas en las canchas. Definitivamente, estamos en una posición superadora del Mundial anterior. Según los modos de percepción y las orientaciones que le demos a las lecturas de la realidad, podemos decir que el vaso está medio vacío y medio lleno. Aunque todavía estamos lejos de las selecciones de primer nivel, especialmente si comparamos el escenario latinoamericano con Europa y Estados Unidos, la situación en la que llega Argentina a la Copa Mundial Femenina es la mejor en la historia de la competencia.Para disfrutar del Mundial debemos situar el desempeño de nuestra Selección en el punto de un proceso que promete, pero que aún requiere que seamos cautxs. Para ello, tenemos que seguir exigiendo inversión, políticas públicas y compromiso con el desarrollo de la disciplina. Sin olvidar que este grupo es el que nos ilusionó en una de las mejores remontadas, en un partido infartante, al empatarle a Escocia tras ir perdiendo 3 a 0 en Francia 2019. Como diría el capitán de la tercera estrella, “confíen que esta Selección no los va a dejar tirados”.

Esta nota forma parte de una serie de tres textos que publicaremos a lo largo del Mundial Femenino de Fútbol.